Imagen de Mileva Maric´
Dentro de las novedades editoriales que he visto para este año que comienza, hay dos que me han llamado la atención, una es Serotonina de Michel Houellebecq y otra, la que más, es A la sombra de Einstein de Marie Benedict. El libro es en realidad una biografía sobre Mileva Maric´, mujer de Albert Einstein, con quien tuvo tres hijos.
Esta novela cuenta la azarosa vida de una mujer que obtuvo la máxima calificación en Física y Matemáticas en su graduación, fue la única mujer de su clase en la facultad de Medicina, conoció a Nicola Tesla y tuvo a su primer hijo cuando estaba a punto de obtener el doctorado universitario.
Aborda dos controvertidos temas: su relación personal con el famoso genio y hasta qué punto pudo contribuir a su obra científica.
He investigado un poco para este artículo sobre biografías de mujeres de grandes hombres en la historia de la humanidad y, con solo rascar un poquito en la superficie, se da uno cuenta de que en muchas ocasiones tuvieron a grandes mujer detrás, que, como la cara oculta de la luna, quedaron oscurecidas para que la otra cara brillara con más luz.
Conocida es la historia de Juan Ramón Jiménez y Zenobia, mujer de gran talento que apagó su obra e incluso su vida para cuidarle a él. No sólo dejó de escribir, sino que murió al no tratar su enfermedad para cuidar de su marido, que era un gran hipocondríaco.
Me he encontrado con Sofía Behrs, que copió de su puño y letra siete veces seguidas Guerra y Paz- obra insigne de su marido Leon Tolstoi- por las noches, después de que sus hijos se hubieran ido a dormir y después editó la novela. (La genial obra rusa tiene un mínimo de 1.200 páginas en algunas ediciones)
Me he reencontrado con Gala y Yoko Ono, las dos fueron reconocidas por su maridos como vitales en su obra artística y declararon públicamente su gran amor por ellas y sin embargo la imagen que se tiene de ambas es muy negativa.
También he conocido la importancia fundamental en su vida que tuvieron las mujeres de personajes de la talla de Federico Fellini y Winston Churchil, quienes, más allá de ser un apoyo emocional y una fiel y agradable compañía, colaboraron muy activamente en la toma de decisiones y en la estabilidad emocional de sus parejas.
Durante un tiempo tuve colgada en la corchera la cita de Einstein: “Si buscas resultados diferentes no hagas siempre lo mismo”. El genial físico, tanto por su obra como por su actitud me parece una de las personajes más interesantes y atractivos de la historia y creo que será muy, muy interesante conocer la biografía de la que fue su mujer.
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