“Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma”. Carl Gustav Jung
Imagina por un momento que tienes la vida maravillosa que siempre has soñado tener, un buen trabajo que es el que habías pensado desde pequeño, reconocido y muy bien pagado. Una mujer maravillosa, que te quiere y ama con locura a tus dos hijas a las que adoráis. Una de esas personas que sabe estar en cualquier sitio, de las que te sientes orgulloso de estar a su lado, perteneciente a una familia rica que te permite viajar a los lugares más exóticos y maravillosos de la tierra.
Has tenido una infancia feliz, con una madre cariñosa y educada que te protegió y cuidó de ti durante toda su vida sin perder un ápice su gran elegancia. Tienes tus buenos amigos, tu socio de empresa con el que congenias, ganáis dinero y tenéis libertad para tomar decisiones tanto profesional como personalmente.
Has llegado a tu culmen, a la cima, hace tiempo que no te planteas ningún cambio, sino sólo a que buen restaurante irás a cenar o dónde disfrutarás de tus próximas vacaciones y, de repente, todo cambia.
Tu madre, tu espejo y referencia en el que te has apoyado durante toda tu vida, se muere. Al morir descubres algo sobre tu padre, al que no conociste mucho ya que se separó de tu madre al poco de nacer tú y que tenías como un honrado militar, una persona que mantenía el orden y luchaba por hacer un mundo mejor y que de vez en cuando te llevaba a ti y a tu hermano a comer pollo asado con patatas. Ese mismo, resulta que era un afamado torturador de guerrilleros y guerrilleras sandinistas y, ya de paso, aprovechando la coyuntura, se aprovechaba de gente que no tenía ni siquiera nada que ver con la guerrilla, para torturar, violar y matar.
Tu padre, ya moribundo, en su lecho de muerte, te coge de la mano y te pide que busques a una mujer de la que se enamoró, una mujer que raptó y violó y que consiguió escapar.
Sabes que no tienes por qué hacerlo, que lo mejor es continuar con tu vida feliz y alejarte de problemas. Irte de vacaciones a Isla Margarita en el Caribe y poner tierra y pensamientos de por medio pero, sin embargo, hay una fuerza poderosa que te atrae y te impulsa a buscar a esa chica y averiguar lo que pasó, aunque para ello tengas que tratar con torturadores y adentrarte en las sombras oscuras del alma humana.
Alonso Cueto nos cuenta así como de pasada, sin recrearse, uno de los episodios más cruentos de la historia de Perú, que podría trasladarse a la guerra civil española, a la Alemania nazi, al Japón o a muchos otros innumerables lugares donde desapareció la empatía hacia otros seres humanos.
Sin recrearse en las miserias, te va llevando de la mano como una guía para entender a los seres humanos en sus peores momentos. Totalmente recomendable. Esta novela fue galardonada con el prestigioso Premio Herralde en el año 2005.
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