El éxito de toda comunicación es que el receptor entienda el mensaje, que la información no se pierda por el camino. Es importante comprender un mensaje y saber qué hacer con él, un lenguaje claro es la base de ese éxito en una comunicación. Empresas y organismos deben aprender a usar el lenguaje claro si quieren que su mensaje llegue al público.

El lenguaje claro (también llamado lenguaje sencillo, lenguaje llano) es una de las facetas de la llamada comunicación clara, que busca transmitir de modo fácil, directo, transparente, simple y eficaz información relevante para los ciudadanos o los consumidores.

No sirve de nada disfrazar un mensaje con palabras rebuscadas. Irse por los cerros y adornar una información es inútil, ya que estás evitando que el destinatario de tu mensaje te entienda. El postureo de maquillar tu mensaje con palabras complejas y expresiones técnicas ya no funciona. Facilitar la comprensión genera confianza ya que el receptor siente la seguridad de que va a encontrar rápidamente lo que necesita. Es algo que va más allá de una buena corrección ortográfica sino que busca la comprensión total.

Si vas al médico y te explica tu diagnóstico con palabras técnicas saldrás de la consulta sin entender qué te pasa y probablemente desconozcas cuáles son los pasos a seguir. Del mismo modo, si vas a una gestoría o a una institución pública y no filtran su lenguaje especializado no servirá de nada.

Qué es la comunicación clara

La comunicación clara no solo incluye el lenguaje claro, sino también el visual (tipografía, diseño, infografía, interfaces, interactividad…), el uso de terminología adaptada y el neurolenguaje. Se aplica a contratos, facturas, normas legales, instrucciones, formularios, prospectos, carteles, informes técnicos, memorias corporativas, etiquetado…

Es curioso como el uso de un lenguaje claro puede suponer también un ahorro de tiempo, de esfuerzo y de dinero.  ¿Cuál es la relación?

Imagina que tienes un bufete de abogados e imprimes unos formularios a tus clientes para explicar tus servicios. Sin embargo, esos clientes no consiguen entender en qué situaciones van a poder necesitar eso que estás ofreciendo y deciden optar por un bufete de la competencia que les ofrece lo mismo que tú pero se lo explica de manera clara y sencilla. Si desde un primer momento hubieses optado por usar un lenguaje claro, te hubieses ahorrado esta situación.

El lenguaje claro va dirigido a ciudadanos, instituciones, empresas, pacientes y organizaciones. Es también resultado de un avance, de una sociedad que pide entender sus derechos para poder ejercerlos.

Si esto te resulta complejo o desconoces como clarificar tu lenguaje, existen cursos para ello. Un ejemplo es la empresa Cálamo y Cran, que pertenece a la red de expertos y empresas de Plain Language Europe. Ofrecen cursos creados expresamente para las empresas y organismos que quieran comunicar bajo los presupuestos del lenguaje claro.