La literatura infantil está en las manos de nuestros peques, casi sin darnos cuenta, mostrando y enseñando valores, roles e historias que formarán a estos niños y niñas. Por eso queremos hablar con Olga Ibarra, autora del cuento infantil  “¡Déjame en Paz! Yo soy de colores ¿Y tú?”, un cuento que pretende abordar el acoso escolar en edades tempranas y la diversidad familiar.

Olga nació en Madrid a mediados de los setenta, vinculada con la educación no formal para el desarrollo de valores de tolerancia y derechos humanos. Hablamos con ella sobre libros, roles, libertad y mucho más.

 

 

¿Cómo surge el proyecto “¡Déjame en paz! Yo soy de colores, ¿y tú?”?

La aproximación al mundo de la escritura, de las historias, de los mensajes vino de la mano de la creación de la Editorial La Locomotora.  Cuando estás dentro de la enseñanza te das cuenta  que existen espacios sociales, culturales y étnicos que no son tratados de una manera clara y explícita en el sector infantil y juvenil; así que consideré necesario escribir un cuento sobre acoso escolar protagonizado por personas, no animales, y que reflejase la diversidad familiar, dos mamás, del protagonista. Así nació ¡Déjame en Paz! Yo soy de Colores, ¿y tú?, un cuento que apuesta por la Tolerancia, el respeto a la Diferencia, el compromiso y el valor de hacer frente a quien menosprecie a la persona, a quien vulnere los Derechos Humanos, un cuento que apuesta por la empatía y la solidaridad; que visualiza la implicación de todos los sectores educativos: profesorado, alumnado y familias.

 

Las ilustraciones de este libro las realizó Patricia Saavedra, ¿cómo se planteó el trabajo? Tenemos entendido que fue un trabajo a distancia.

El trabajo a distancia, en una primera fase se nos planteó vertiginoso, pero la verdad es que ha sido una maravilla. El requisito que fue necesario e imprescindible con Patricia es que estuviera en sintonía, que percibiera y sintiera el cuento desde mi mirada y la verdad es que fue fácil, muy fácil. Directrices con sentimiento, matices importantes que marcaban expresiones que no salían en los textos y proximidad a través de colores intensos que nos permitieran jugar con los contrastes de la libertad y el autoritarismo es lo que intentamos y conseguimos con Patricia.

 

El protagonista del libro sufre acoso escolar pero nunca se dice cuál es el motivo, ¿es intencionado?

Sí, es intencionado. El acoso escolar  no tiene porque estar asociado solo a una característica personal o social, puede ser producto de muchos y diversos factores que se pueden producir en un mismo escenario o en otros.

En este caso, el protagonista emigra de una ciudad a otra, aquí podría manifestarse que el acoso es producto de ser de fuera, de ser extranjero; además es pelirrojo, podría ser una característica que promueve  la discriminación, recordemos que los pelirrojos han sido perseguidos durante muchos años por estar asociados  a la fertilidad en el Antiguo Egipto, por eso se les quemaba, pero donde claramente hay una persecución es en la Edad Media asociándoles, con las brujas y brujos y con las artes oscuras y sin alma por eso la Inquisición les quemaba vivos en la hoguera. También nuestro protagonista de la historia se caracteriza por tener dos mamás, una familia homoparental, compuesta por dos hermanos más; una familia que  demuestra unión, firmeza, consistencia, apoyo, templanza, determinación y sobre todo amor; y eso puede ser motivo, evidentemente, de acoso, un acoso explícito por tener dos madres y reivindicar un amor público correspondido.

 

¿Cuánto de Citygris (ciudad donde se desarrolla el cuento) hay en el mundo real?

Sí, Citygris puede existir y existe en gran escala, en países que vulneran los Derechos Humanos, que apuestan por uniformidad, por las identidades identitarias excluyentes y enfrentadas unas con otras; no hay que irse muy lejos para acordarse que la IIGM, fue la muestra más clara de cómo la Alemania Nazi, quería no solo un modelo social, sino un modelo de persona, «una raza, la aria», llevando a cabo una de las mayores atrocidades de la historia de la humanidad, donde la limpieza étnica, social, cultural y política estuvo a mano de verdugos con sus campos de concentración y de exterminio; pero no hay que irse a algo tan duro y mastodóntico para encontrar Citygris en parcelas pequeñas y próximas a cada uno; cuando una persona no se puede desarrollar en plena libertad, cuando sus derechos son vulnerados, cuando no puedes llevar a cabo tu amor libre, cuando ves que tu integridad peligra por ser o sentir diferente, cuando tu género te condiciona y te da o te quita seguridad,…, en una escuela, barrio o ciudad, quiere decir que Citygris existe.

 

¿Miran los docentes, padres, madres, centros educativos… hacia otro lado?

Los medios de comunicación se hacen eco a nivel nacional e internacional de situaciones de acoso escolar, bullying y extorsión  que se producen en los entornos escolares, por tanto se podría decir que existe una reacción social frente a las situaciones que se producen.

Pero bajo mi entender, las medidas protocolarias en los centros educativos no son sólo difíciles de llevar a cabo sino difíciles de cuantificar y plasmar.

Cuando se produce una situación de acoso escolar porque el alumno es homosexual, y la broma empieza con insultos que menosprecia a su persona, cuando se mofan, o le empiezan a dejar notas; puede ser interpretado como que son cosas de “críos” a las que no se les da importancia; y eso evidentemente si no se corta, si no se corrige, va tomando cuerpo y es difícil de solucionar; por tanto los centros escolares y los docentes, (en gran parte) carecen no solo de herramientas sino de formación suficiente como para vislumbrar la situación de extorsión que se puede llegar a producir.

Por otro lado, están las familias, que podríamos decir que están más implicadas en la medida que la edad de la víctima es menor, dado que existe una mayor “gobernancia” de su tiempo y mayor interacción sobre los sentimientos de su persona; a medida que la víctima se hace mayor y tiene mayor capacidad de comunicación con externos a la familia (amigos,….) se produce un cierto vacío; o sea, hay un menor traslado de los posibles conflictos que se producen en el aula, dado que se interpretan como situaciones puntuales, que deberían de resolverse solos; pero que puede no ser así, llevando a la víctima a situaciones de incomunicación y aislamiento en el entorno por no tener con quien hablarlo.

 

Y la sociedad, ¿qué puede hacer para acabar con la lacra del acoso escolar?

La sociedad como tal no; se requiere de leyes de educación que contemplen protocolos de actuación ágiles y concretos; también de formación del profesorado para entender lo que son los chivos expiatorios en todas sus manifestaciones, la empatía y la formación del alumnado para ni ser víctima ni verdugo y hacer frente a situaciones de poder que se dan en las aulas; la formación de las familias, para su traslado hacia sus menores del respeto a la diferencia por un lado y por otro en la capacidad de escucha para generar puntos de encuentro con el menor.

Además como no, quedaría modificar a los medios de comunicación en el traslado de estereotipos de género, étnicos, culturales… modificando así programas televisivos enfocados para niñ@s y adolescentes que fomentan roles, comportamientos, y aceptación de la violencia como medio de resolución de los conflictos

 

Este libro se financió y se dio a conocer a través de una campaña de Crowdfunding. ¿Cómo ha sido la experiencia?

La experiencia, fue regular, es verdad que las campañas de Crowdfunding están muy bien para apoyar proyectos nuevos que requieren de una financiación previa para poder llevarlo a cabo, pero también requieren de tener una bolsa de público o un reconocimiento previo importante para que las redes sean las que te permitan darlo a conocer y poder así sacarlo. Y la verdad es que se consiguió pero costó mucho.

 

«Déjame en paz…» es el primer libro de La Locomotora Editorial, una editorial que se aleja de la pauta mayoritaria de literatura infantil.

Sí, es el primer libro, con el que empezó la andadura la editorial, a raíz de ahí ha ido creciendo con temáticas que no son muy conocidas pero que requieren un espacio en el mundo editorial, como por ejemplo: Invisibles. Todos somos 269 o El Cazador y la Tribu de los Lazulis, que van sobre respeto animal y veganismo; está también Mi Punto Fuerte y Un diente para Lino, que trabajan la discriminación por motivos de alergias alimentarias, en el País Perfecto que aborda la transexualidad en uno de los progenitores de la familia; Besos Espaciales o Una Familia Calentita que refleja los divorcios en familias LGTBI, El Sueño de Apito que nos acerca a la discriminación por discapacidad,….

 

¿Cuánto de necesaria es una literatura «diferente»?

La literatura tiene que reflejar la diversidad social que hay, así que tendrá que haber mucha porque las personas somos muy diversas.

 

 

Si ahora nos ponemos a analizar algunos clásicos de la literatura infantil, nos horrorizamos al ver los roles que se plantean en ellos. ¿Hay algún cuento clásico que ni se te ocurriría tener en la biblioteca de tus hijos?

Existen tres bibliotecas (en una visión general): la escolar, la pública y la familiar; las dos primeras tienen todos los libros que a lo mejor no concuerdan con nuestros principios, sobre todo en referencia a roles de género y pautas conductuales frente a situaciones;  de los que los peques se nutren y poco se puede hacer si en el aula se leen un clásico muy clásico, aquí lo único que nos queda  es ofrecer alternativas y educar en un pensamiento crítico. Luego están las bibliotecas caseras, que tienen que ofrecer referentes, diversidad, utopías, libertad,… y aquí es donde cada uno tiene que considerar que es lo que beneficia o aporta a sus peques.

 

Cómo madre, ¿qué características buscas en un libro infantil?

Pues depende de las edades, si son pequeños y primeros lectores, quiero que el libro sea atractivo en colores, personajes, formas, que la letra sea fácil de entender y si se complementa con alguna historia atractiva y con mensaje mejor que mejor; ya cuando son más mayores, también busco que sean atractivos, que enganchen que les ayude a pasar un rato sentados pendientes del texto, que sean historias curiosas que les aporten y que no vayan cargados de prejuicios y estereotipos, que sean un paisaje a explorar.

 

¿Recuerdas alguna reacción curiosa de tus hijos o niños lectores que tenga que ver con el mensaje que transmite el libro?

Uno de los últimos libros que nos hemos leído ha sido el de “SuperFelisa” y el “Misterio de las Malas Pulgas”, y lo que más nos gustó fue que la protagonista que era una niña, que pasa por una fase de amor y desamor frente a los animales, lo que les dejó bastante afectados, al igual que la visión de la inmigración irregular y el cómo la devuelven a su país. Fueron situaciones que les llamó bastante la atención y permitió mucho la interacción con ellos

 

¿Nos puedes recomendar algunos libros para educar en valores?

Sí, en materia de acoso escolar, para los más pequeños 6 años “Déjame en paz Yo soy de Colores”, también para adolescentes “Bajo el paraguas azul”; también está “Wonder, todos somos únicos”; un clásico para trabajar los Derechos Humanos y la Guerra es “Cuando Hitler Robó el Conejo Rosa”, el “Diario Ana Frank, nivel 4” está muy bien para trabajarlo en el aula; respecto a respeto a los animales podría ser “Despegando”; “Arturo y Clementina”, “El Clan del Oso Cavernario”, por ejemplo para coeducación, y la verdad es que la lista podría ser infinita, lo mejor es que visiten la web de Librería Olacacia y si no encuentran algo o no hay algún libro, estamos abiertas a consultas y recomendaciones.

 

¿Qué sectores de la sociedad todavía siguen invisibilizados en la literatura infantil?

El que haya algunos libros, no quiere decir que se visualice y se trabajen sobre ello; ahora están saliendo mucho sobre mujeres científicas, guerreras y luchadoras, que está muy bien para ese sector de familias que quiere que sus hijas e hijos tengan una visión más amplia y sin prejuicio, pero necesitamos a los docentes para que se siga trabajando en la diversidad y la pluralidad. En definitiva los sectores minoritarios son los que siguen invisibilizados en la literatura infantil y juvenil.

 

Una cosa son nuestros hogares, pero, ¿encontramos en las bibliotecas públicas un reflejo real de la sociedad?

Como anteriormente he comentado, las bibliotecas públicas, no todas, no recogen la diversidad social; se dotan de libros comerciales y en ocasiones, que es el caso de Palma, pueden tener libros minoritarios producto de la cercanía entre la biblioteca y/o el autor/a y la editorial; pero no es la tendencia.

 

Además de autora de este libro infantil, eres creadora de Librería Olacacia (Librería de la Tolerancia), editora en La Locomotora Editorial y profesional en el sector educativo. ¿Puedes contarnos un poco sobre esta evolución? Parece el reflejo de esa frase de Galeano, «Mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo”.

La verdad es que unas cosas dieron a otras, mi implicación en la docencia y el tener un contacto directo con los niñ@s, dado que también soy madre, te hace ver todas las lagunas que existen en la literatura, y cuando tienes hij@s pequeños, como todo el mundo sabe, son esponjas que quieres que se les trate con mimo y en unos valores concretos de respeto, tolerancia, solidaridad, equidad,… así te vas dando cuenta que las bibliotecas de los centros educativos, muchas veces por comodidades, otras por falta de interés y otras por desconocimiento carecen de recursos literarios que ofrecer a sus alumnos para que estos se vean no solo representados sino que vean la diversidad social; por ello creamos Olacacia, la Librería de la Tolerancia, para facilitar el acceso a esa literatura selecta y concreta que permita profundizar en esos valores.

Posteriormente vimos que seguían existiendo lagunas en el mundo editorial y vimos que no se les iba a dar salida porque son voces minoritarias, para unas realidades que aunque pueden ser mayoritarias no son lo suficientemente homogéneas ni reivindicativas para hacerse visibles, y aunque pensamos que podíamos auto editarnos el libro, pensamos que mejor era crear una línea Editorial que permitiera aglutinar un sentir, y contribuir a la creación de herramientas para una nueva tendencia, a pesar de que es un mundo  con muchísimas trabas y dificultades.

 

¿Hay machismo en el mundo editorial?

El machismo está inserto en la sociedad y en esa medida también en el mundo editorial; las editoriales también son proclives a potenciar literatura que no les entre en conflicto y que generen ventas, así los roles de género, diversidad familiar, derechos humanos,…  no se encuentran en mucha editoriales y menos infantiles y juveniles.

 

Y para terminar, ¿algún proyecto nuevo a la vista? 

Sí, en nada sale mi segundo libro. “Tengo dos mamás. ¿De dónde venimos?” un cuento infantil que aborda la diversidad familiar y cómo se contestan las preguntas que pueden recibir tu hijos cuando provienen de familias donde las estructuras familiares no son las convencionales, incorporando conceptos como la reproducción asistida.

 

Hablar con Olga es darse cuenta que todos podemos poner nuestro granito de arena en hacer del mundo un lugar mejor, aportando ideas y realizando acciones que nos ayuden a evolucionar como sociedad. Esperamos (y sabemos) que este recorrido no acabará aquí, que son muchos los proyectos que vendrán, libros, cuentos e iniciativas con los que trabajar para que el futuro sea más diverso y respetuoso.