«De entre todas las cosas que pude escoger, elegí ser libre. El viaje que hice a mi interior me sirvió de experiencia y aprendizaje. Eso, mezclado con los años de investigación en el ámbito sexual como periodista, me ha llevado a ser quien soy: una mala mujer«. Con estas palabras presenta Noemí Casquet su libro Mala mujer: la revolución que te hará libre. Un aquelarre, un libro que habla sin tapujos sobre feminismo, sexualidad y libertad.
En Más de Cultura ya os hablamos de su autora, Noemí Casquet, una periodista y escritora especializada en sexualidad y viajes que se define a si misma como una persona rebelde, revolucionaria y que va en contra de lo establecido. Ahora hemos vuelto a contactar con ella para que nos hable de su libro y nos explique qué significa ser una mala mujer.
¿Por qué decides escribir un libro sobre sexualidad?
Libros sobre sexualidad hay muchos. Puedes ir perfectamente a la sección de psicología o de autoayuda y encontrar varios libros sobre sexo. El problema es el cómo nos han educado en esa sexualidad. Creo que siempre nos educan con las mismas bases. Una base que se repite y se sustenta en lo que el sistema ha establecido. En como tiene que ser las relaciones sexuales.
Decidí escribir un libro sobre sexualidad que no se haya escrito hasta ahora. Para empoderar a las personas, especialmente a las mujeres. El libro está dedicado a la mujer, independientemente de lo que tenga entre las piernas.
«Una mala mujer es una mujer que va en contra de los estereotipos y del rol social que se le impone»
Mala Mujer es un libro revolucionario. ¿Te resultó fácil escribir sobre esto o a medida que escribías te encontrabas con tus propios prejuicios?
Me resultó fácil escribirlo pero no me resultó fácil llegar a ese pensamiento. En realidad el libro nace cuando mi pensamiento ya está evolucionado y acorde a mis principios en ese sentido pero para llegar a ello han tenido que pasar muchos años. Si vemos toda la evolución desde que empecé a cuestionarme las cosas hasta que escribí el libro sí me ha costado muchos años. Si nos centramos solo en escribir el libro no.
El libro se titula mala mujer, ¿qué es una mala mujer?
Una mala mujer es una mujer que va en contra de los estereotipos y del rol social que se le impone. Como tenemos que actuar en base a nuestro género es algo que también nos limita como personas y como seres en general. Somos seres que nos podemos expresar de muchas formas y a través de la sexualidad, del amor, del trabajo, de muchas áreas. La mala mujer es una mujer que quiere saber quién es y quiere romper con lo que se supone que le han dicho que tiene que hacer. Una mala mujer es esa que decide saber quién hay detrás de todo esto y conectar y unirse a su propia esencia.
«La literatura por suerte está siendo el único espacio en el que no han censurado mi discurso»
A la hora de hablar desde una perspectiva tan libre hay que enfrentarse a mucha censura. ¿La literatura ayuda a combatir la censura?
Sí, por supuesto. La literatura por suerte está siendo el único espacio en el que no han censurado mi discurso, es más, lo han potenciado. Me han permitido decir palabrotas y palabras como coño, polla, culo, sin problema. En ese sentido si que es verdad que a través de las redes sociales hay mucha censura y autocensura. Censura en las propias empresas privadas por no poder enseñar ni un pezón de mujer o hablar de ciertos temas. Por otro lado están los y las defensores de la moral. Aquellas personas que a lo que tu sales del camino te linchan.
¿Cómo podemos combatir esa censura?
Con información. La educación que nos pertenece sin que haya intereses de por medio, sin el adoctrinamiento. La gente está muy asustada de tener según que tipo de información. Podemos hablar de sexualidad y del clítoris, pero de una forma muy light. A la que empiezas a hablar de temas fuertes como las orgías, los tríos, la pornografía, utilizar y meterte cosas por el coño que tengas en casa… ahí hay un límite que te impone la sociedad. Confío en una sociedad responsable.
«La etiqueta tiene que ser una base, jamás tiene que ser una caja»
En el libro hablas de términos que han ido surgiendo en los últimos años y que cada vez cobran más fuerza como el poliamor, los diferentes colectivos en los que nos podemos identificar. ¿Estas etiquetas nos están limitando o nos están abriendo más puertas?
Las etiquetas ayudan mucho en cuanto a la comunicación. Es mucho más fácil que te diga que soy poliamorosa y ya entiendas de que va todo a que te diga que estoy en una relación no monógama donde no existe exclusividad ni sexual ni afectiva. En ese sentido las etiquetas nos ayudan a identificarnos. Pero la etiqueta tiene que ser una base, jamás tiene que ser una caja. No podemos teorizar y encajonar dentro de una etiqueta porque estamos rompiendo con la evolución, con el movimiento y nos estamos matando a nosotros mismos. En ese sentido tenemos que estar abiertos a ese cambio, aceptar la etiqueta como la base y a partir de ahí construir nuestro propio castillo.
Creo que hay un sector de la población que rechaza la simple reflexión sobre el amor romántico porque lo asocia al romanticismo. ¿Cuál es la diferencia entre el amor romántico y el romanticismo?
En el romanticismo no hay una intención detrás de categorizar o de intentar que las relaciones sean exactamente las mismas. El romanticismo es como un género, nosotros actuamos con una serie de condiciones, son detalles, cuidados, es una canción o un paseo debajo de la luna o en la playa… El amor romántico es una serie de ideales y acciones que tienes que desarrollar porque estás en una relación. Ese ideal de que no estás completo si no estás en una relación, que necesitas esa media naranja, esa búsqueda constante de esa media naranja o la idea de que los celos y las posesiones son positivas. Todos esos ideales se nos han transmitido a través de la cultura desde que somos muy pequeños, en los cines, el teatro, la música. Intentamos seguir perpetuándolos pero adquieren una toxicidad. Tú estás completa. Los celos son emociones complejas que hay que deconstruir.
Todo eso hace que sea más fácil la manipulación. Es eso lo que tenemos que romper. Puede haber romanticismo fuera del amor romántico.
Yo me considero una persona que soy muy romántica y me encanta cuidar y hacer detalles a mis relaciones. El romanticismo no depende del amor romántico, no necesita perpetuar esas ideas tóxicas.
«Ni la monogamia es más antigua ni el poliamor es de promiscuos»
¿Crees que el poliamor va a ser la tendencia o la monogamia seguirá estando ahí?
Creo que lo que se tiene que deconstruir son las relaciones independientemente del género y de las orientaciones sexuales. En el futuro tampoco veo que el poliamor sea la relación normativa. No quiero las normas. Creo que todo el mundo debe tener presente que puede elegir diferentes modelos relacionales y es esa elección la que te lleva a conocerte a ti mismo y dejarte evolucionar y te ofrece ese crecimiento. No quiero que se acabe la monogamia. Hay muchas personas a las que la monogamia les funciona muy bien. No es nada malo. Al igual que hay muchas personas que tienen una relación poliamorosa y es muy tóxica porque en su adn tienen interiorizado todo el amor romántico tóxico. En ese sentido lo que me gustaría es que en un futuro haya una posibilidad de que elijas el modelo relacional que se adapte más a ti y no haya prejuicios alrededor.
Ni la monogamia es más antigua ni el poliamor es de promiscuos.
También eres creadora de Santa Mandanga, ¿nos cuentas de qué va el proyecto?
Es la primera plataforma de educación sexo-afectiva explícita. Grabamos tutoriales sobre sexualidad y afectividad. La diferencia es que los grabamos con genitales y con personas reales. Estoy cansada de educar y divulgar sobre sexualidad utilizando penes de plástico o verduras y frutas cuando lo que encuentras en el sexo no es eso. Quiero llevar el sexo a lo natural más que a lo normal porque es de donde proviene. Es la idea que queremos hacer con Santa Mandanga.
Actualizamos la clásica pregunta, ¿más de cultura y menos de qué?
Más de cultura y menos de aleccionamiento. Creo que la cultura está haciendo muchísimas cosas por romper con lo establecido y con lo que nos han ido metiendo en la cabeza. Creo que es importante que asuma el papel de romper con el adoctrinamiento.
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