¿Quién no ha oído hablar del “Branded content”? Es un término reciente pero cada vez somos más los que nos interesamos por esta fórmula de hacer contenidos audiovisuales para las marcas que quizá ayude a solucionar la maltrecha situación de la industria audiovisual.

Como supongo que hacemos todos los que dedicamos a esto, siempre estoy dándole vueltas a la cabeza para buscar nuevas fórmulas de financiación del cine, y siempre pienso en la posibilidad de incluir publicidad en mis películas.

Branded content: ¿por qué debo incluirlo en mi estrategia de marketing?

Hasta ahora lo que conocemos es el product placement, fórmula que han utilizado sobre todo los americanos con gran éxito; me vienen a la cabeza películas como El Naufrago, La terminal, Up in the Air o cualquiera de 007, en donde las marcas tienen una presencia importante, y además están muy bien integradas en la trama.

En el cine español, el product placement no ha funcionado como fuente de financiación. A veces las marcas regalan alguno de sus productos para el rodaje, cosa que siempre se agradece, claro, pero su incidencia en el presupuesto general de la película suele ser inapreciable. El problema es doble: las campañas de marketing de las marcas hacen muy difícil su adaptación a un largometraje, fundamentalmente por cuestiones de tiempo, ya que no se elaboran campañas a largo plazo que aguanten los «años» que pueden llegar a pasar hasta el estreno de una película; y por otro lado, los directores y guionistas de cine son siempre muy reacios a imposiciones de elementos externos a su creación original. Difícil papeleta en cualquier caso para el productor.

Diferencias entre el branded content y el product placement

Bajo mi punto de vista, el Branded content podría ser la solución que sustituya al product placement. Por qué no hacer un contenido, en este caso una película, para publicitar una marca, un gran anuncio para pantalla grande. Sería cuestión de adaptarse a los tiempos y exigencias de los departamentos de marketing, y de trabajar conjuntamente en hacer la mejor película, tanto para conseguir los objetivos publicitarios de la marca, como para el público. Evidentemente deberá ser una película con gran vocación comercial, dirigida al gran público, pero yo soy de las que piensa que eso no tiene por qué estar reñido con un buen guión, unos buenos actores, un buen director y una buena producción.

Las grandes marcas se gastan al año millones de euros en publicidad en medios, por qué no proponerles alternativas creativas. Una producción media española tiene un presupuesto de 2,5 millones de euros, no demasiado para algunas marcas (para algunas, ya lo se…), si tenemos en cuenta que una película con un gran cartel podría hacer mucho más por su imagen a todos los niveles que un anuncio de 30 segundos repetido mil veces al día. Está demostrado: si había alguien en el mundo que no sabía que FedEx existía, después de ver El Naufrago se enteró. Branded content.

No son buenos tiempos para el cine, cuesta seguir adelante, pero hay que conseguir mantener viva nuestra industria, seguir haciendo proyectos y generando riqueza en torno al audiovisual. No olvidemos nunca que el cine es arte pero también es industria, y quizá gracias al branded content y sus infinitas posibilidades, consigamos financiar las películas que realmente queremos hacer.