Alexis Morante tiene el privilegio de poder decir que ha estado nominado a un Latin Grammy, a los premios Goya, cuenta con más de 100 premios internacionales  y lleva en la mochila proyectos que rescatan a grandes figuras de la canción del olvido como Bunbury, Macaco, Fito, Niños Mutantes o Alejandro Sanz. El último, el documental Camarón, flamenco y revolución, que se puede disfrutar en las salas  desde el pasado 1 de junio.

Graduado por la Universidad de Cádiz en España, ha estudiado cine en Suecia, Cuba y Estados Unidos. Cuenta para Más de Cultura que su amistad con Curro Sánchez, el hijo de Paco de Lucía, con el que había estudiado precisamente en Estados Unidos, fue lo que le abrió la puerta para dirigir el documental sobre este referente en el mundo del flamenco. Eso unido al apoyo de instituciones y documentación disponible, es lo que le ayudó a desarrollar el proyecto que hoy se puede disfrutar en salas.

Después de enfrentarse a otros proyectos que el mismo denomina como «serie de documentales musicales», reconoce que para este último trabajo se enfrenta de forma diferente al material por que es la primera vez que no puede compartir su tiempo con el protagonista de la historia: «la forma de hacer documentales con gente tan grande es entablando una confianza absoluta con ellos mismos. Es la única forma de entrar en su intimidad e indagar en dónde está la historia. Con Camarón hubo que indagar en su alrededor para impregnarnos de su universo».

«Creo que en España se suele tratar mal a las leyendas de la música, sin embargo en Estados Unidos lo tienen clarísimo»

El actor Juan Diego, cuya voz es reconocible por todos los cinéfilos, es el encargado de ponerle voz al protagonista de la narración: «es una narración visceral de una persona con una voz experimentada que además sabe mucho de Camarón». Una historia contada como si de una leyenda se tratase que pretende dignificar la figura de uno de los grandes de la música: «no creo que Camarón sea una cosa local, es internacional, de lo que debemos sentirnos orgullosos. Creo que en España se suele tratar mal a las leyendas de la música, sin embargo en Estados Unidos lo tienen clarísimo. Es increíble la cantidad de documentales que tiene Jim Morrison o Elvis Presley». Destaca el documental Tiempo de leyenda, que también repasaba la figura de Camarón, pero reconoce que hacía falta una visión más completa.

Al igual que otros de sus protagonistas han podido ver sus obras terminadas, ¿qué pensaría Camarón si pudiera ver el documental? «Es una cosa muy complicada para ellos. Se ven reflejados de una forma cinematográfica y eso es extraño. Yo creo que Camarón sentiría un poco de timidez ante la grandeza de un documental así. Yo esperaría que sintiera orgullo».

Alexis Morante se siente bien cuando le apodan como cortometrajista puesto que cree que es un paso muy importante para convertirse en cineasta, el haber dirigido cortometrajes como Matador on the Road, Voltereta o el nominado a los premios Goya 2017 Bla Bla Bla. «Es una forma única de contar una historia mucho más potente y es un género en si mismo».

 

Este último, un cortometraje «muy casual» porque fue en unas vacaciones en Algeciras donde se le presentó la ocasión. Su hermano, director de un centro con personas con discapacidad, le propuso la idea de hacer un corto de 3 minutos para el Notodofilmfest con actores de la entidad.  En concreto, destaca a Sara Sánchez, como una de las más aventajadas actrices del centro: «queríamos que no tuvieran ese tratamiento de vulnerabilidad, sino todo lo contrario. Convertirlos en villanos y en protagonistas absolutos de una película de humor negro». Un rodaje de un día que desembocó en un éxito.

«Queríamos que no tuvieran ese tratamiento de vulnerabilidad, sino todo lo contrario. Convertirlos en villanos y en protagonistas»

Por el momento, el director está volcado en un largometraje de ficción que está rodando en Estados Unidos, otro en España y quiere seguir haciendo documentales con protagonistas como estas leyendas de la música, personajes para sentir empatía, para emocionarse y sorprenderse.