Fotografía: Garay and Talent

Juan Diego Botto se encuentra en un proceso muy ajetreado en su carrera. El por todos conocidos por películas míticas como Martín (Hache) o Historias de Kronen estrena serie en Netflix: White Lines, bajo la batuta del creador de La Casa de Papel, también cruza el charco para interpretar un personaje en la segunda película de la saga The Suicide Squad y el 5 de Junio estrena Rocambola en Filmin, donde explora el terreno del cine de género en un encierro particular que parece haberse hecho adrede con los tiempos que vivimos.

Se toma un tiempo para mirar atrás a otros proyectos con Más de Cultura y reflexionar sobre el carácter premonitorio de algunos. Con respecto a su tiempo libre estos días, mucho estudiar y mucho…fregar platos.

En Rocambola tu personaje le da un recibimiento especial al ladrón ¿Cómo te preparaste este personaje?

Estaba todo en el texto. Para mi lo interesante fue ir descubriendo. La pieza funciona como un puzzle en el que vas moviendo las piezas y al final todo va encajando fácilmente. El personaje está dibujado de una forma muy extrema. Creo que todos sentimos que merecía la pena jugarlo así, de esa manera.

El referente del parche en el ojo nos fue ayudando a encontrarlo. Yo busqué algunos referentes de gente que no conozco personalmente pero que son personajes públicos que me podían servir como referentes por personalidades. Que no tienen ese grado de maldad, obviamente, pero que sí tienen esta personalidad afirmativa y autoritaria.

Luego vamos descubriendo que el personaje tiene otras taras y fallos. Pero eso me sirvió bastante para arrancar y luego el trabajo con Juanra (Fernández) en el que fuimos apostando por subir el tono.

También te hemos podido ver de malo en la nueva serie de Álex Pina White Lines ¿Le da a uno vidilla hacer estos papeles?

Sí, te da, te da. Normalmente son personajes donde hay mucho que rascar. Tienen muchos traumas y conflictos internos. Son personajes que permiten mucho juego aunque sean muy distintos.

El de Rocambola es muy seguro de sí mismo y el de White Lines es muy vulnerable realmente. Es un niño de papá al que prácticamente todo le sale mal constantemente. No podría vivir sin la seguridad que le aportan sus padres. Pero sí que es muy divertido jugar a estos personajes.

A lo mejor hay quien piensa que por estar en varios proyectos que salen a la vez uno está trabajando mucho pero también hay que currárselo mucho en el terreno de la interpretación.

Uno siempre está buscando distintos proyectos o cosas nuevas. Y luego a veces también son las coincidencias temporales. Rocambola la rodamos hace un año largo. Y coincide con esta serie que rodé hace relativamente poco. A veces coincide y da la sensación de que se está encadenando uno tras otro.

Pero es verdad que es un momento de mucha actividad para mi. Ahora mismo tengo varios proyectos que se están encadenando, un proyecto de teatro que se va a estrenar en breve, una película que dirigiré en breve, sí que es verdad que es un momento de mucha actividad.

Los prejuicios de los que se hablaba en Historias del Kronen o Martín (Hache) han ido evolucionando sobre todo en los más jóvenes. ¿Emociona haber formado parte de estas historias?

Emociona haber participado en proyectos que perduran. Eso siempre es emocionante. El cine en general es muy efímero. Yo recuerdo una vez que llamé a un amigo para decirle: «mañana empiezo a rodar, estoy nervioso». Y me decía: «¿Pero para qué haces una película¿ ¿Tú has ido a un videoclub? ¿Has visto cuantas hay?».

Lo más habitual es hacer películas que tengan un cierto impacto, en el mejor de los casos, y sean olvidadas al cabo de los meses. Hacer películas que queden en la memoria de los espectadores y que se recuerden y se sigan exhibiendo. Eso es algo poco habitual. Implica que algo hicimos bien los que participamos en ella. Y eso siempre para cualquier artista es parte de la búsqueda, hacer algo que conecte con el espectador hasta el punto de quedarse en su memoria.

Juan Diego Botto en Historias de Kronen

Juan Diego Botto en Historias de Kronen

Pero si además de eso hay algún tipo de aporte crítico o una mirada que te abra horizontes sobre el mundo en el que vives o la naturaleza del ser humano, mejor todavía. Y eso es todavía más raro y más difícil.

La película que estás escribiendo va precisamente de eso ¿no?

Sí, mi película es una historia que se fija y se centra en la crisis última que hemos vivido que, desgraciadamente, me da la sensación de que no se va a diferenciar de la próxima que vamos a vivir, que está al caer, y en esos sectores que siempre terminan siendo los más vulnerables y que siempre terminan llevando las crisis sobre sus hombros. Esa gente que vive en los márgenes y que basta un soplido para hacerles caer.

¿Cómo se prepara un actor para rodar una película como Hablar? El espíritu del teatro pero pendiente de las cámaras para no entorpecer el plano.

Bueno, en ese caso fue una experiencia muy original y singular, como todas las que he vivido con Oristrell  cuando he trabajado con él. Nace de una colaboración entre mi madre, Cristina Rota y Joaquín Oristrell y deciden crear un proyecto en el que todos los actores se inventasen su personaje. Después él vino con la idea del plano secuencia que realmente resolvía la película.

Entonces, en mi caso personal, yo me escribí ese texto, que sí, desde luego era un hombre aprovechando los huecos de la crisis para mal, digamos. Era un empresario que aprovecha la crisis para abusar de sus trabajadores. Pero me pareció una cosa muy divertida, lo pasamos muy bien y era realmente como hacer teatro solo que con la responsabilidad de tiempos limitados.

Solo teníamos cuatro pases y uno tenía que ser bueno. Por lo menos uno. Y según iba avanzando la historia notabas la responsabilidad de «si la cago ahora hay que volver a empezar todo porque no hay cortes». Fue una experiencia preciosa. Muy bonita la colaboración que se generó con todos los compañeros actores y actrices y el equipo técnico. Una coreografía con las cámaras y los técnicos… una preciosa combinación y una experiencia enriquecedora.

Hablando de responsabilidad, una de mis películas preferidas de todos los tiempos es Todo lo que tú quieras ¿Cómo reaccionas cuando te llega un guion como ese con un tema tan complejo? No se si siendo padre se ve de otra manera.

Sí, yo recibí ese guion cuando mi hija tendría como 2 o 3 años y me conmovió muchísimo. Me pareció una historia muy bonita con la sensibilidad que tiene Achero (Mañas) para las historias con niños, además.

Creo que es uno de los cineastas de nuestro país con una mirada más singular y para mi uno de los grandes misterios es: ¿cómo es posible que una voz como la suya no esté rodando más en España?. Porque creo que es uno de esos cineastas con voz propia.

Fue una experiencia también muy intensa. Era un personaje muy difícil, con una responsabilidad muy grande, todo con una niña de 4 años, con lo cual todo estaba en función de la niña, obviamente, había muchas cosas que había que repetir mil veces y tú sabías que el plano iba a valer en cuanto la niña estuviera bien. Con lo cual uno tenía que estar muy concentrado y que gran parte del trabajo consistía en sacar lo mejor de ella.

Y luego con situaciones emocionales muy al límite que exigieron muchísimo compromiso como actor. Pero es una historia que aportaba algo que creo que es más fácil leer esa película hoy de lo que fue en su momento. Creo que apuntaba y visualizaba algo que se comprende mejor hoy que cuando fue estrenada. Tiene que ver con la liquidez de los géneros y con el amor paternal.

Todo el mundo que se dedique a la interpretación ha oído hablar de la Escuela de Cristina Rota ¿Como madre era tan exigente como en la formación? 

No se puede medir de la misma manera, era exigente como es exigente una madre. Creo mis hermanas y yo hemos tenido la suerte de tener la escuela cerca. De mamarla desde pequeños, de escuchar.

Cuando arrancó, la escuela estaba en el salón de nuestra casa. Llegábamos del colegio y escuchábamos a los alumnos trabajar y leer a Shackesperare a  Chéjov, y con eso fuimos creciendo.

Y luego cuando empezamos a estudiar, aunque la escuela ya no estaba físicamente en casa, seguía siendo algo familiar. Creo que fue una decisión de las mejores de mi vida. El periodo de tiempo de los más bonitos que he vivido es el proceso formativo en la escuela de mi madre. Esos cuatro años en los que además conocí a gente que hoy son mis amigos íntimos. Entras por primera vez en contacto con gente que tiene los mismos sueños, las mismas ambiciones y ganas, compartes escena con ellos y empiezas a descubrir todo un mundo que te das cuentas de que es en el mundo en el que quieres habitar el resto de tu vida. El mundo de Tennessee Williams, Molière, Shackesperare, el mundo de la interpretación y eso ya te engancha para siempre.

¿Un consejo que recuerdes que te haya acompañado siempre?

El consejo de mi madre que siempre tengo presente es: «trabajar, trabajar, trabajar». Mi madre solía decir una cosa y era que uno no puede aportar 5 y sacar 9. Si aportas 5 recibirás 5 como máximo. Si aportas 9 a lo mejor consigues 8. Y si le metes 20 horas a lo mejor consigues un resultado decente. Pero cuantas más horas le metas a un trabajo mejores resultados vas a sacar. Eso y que nuestro oficio está vinculado al conocimiento de uno mismo y hay que ser antes de actuar.

En The Suicide Squad 2 te conviertes en superhéroe o supervillano. ¿Tendrías en la cabeza algún poder que te gustaría tener en la vida real?

Es una pregunta que me hace mi hija a menudo. La de ¿Si tuvieras que elegir tres superpoderes cuales serían? Creo que tenemos bastante pautado ya que: volar, viajar en el tiempo y la invisibilidad.

¿Has descubierto hobbies o talentos que no sabías que existían en esta cuarentena?

La verdad es que no. He leído mucho, eso sí. He trabajado bastante. Y he aprovechado para ultimar el guion, para aprenderme la obra de teatro, he estado ensayando en mi habitación todo el texto.

Lo que he hecho es limpiar mucho, enfrentarme al frustrante mundo de lavar platos, cocinar, comer, lavar platos, cocinar, comer… etc. Una suerte de bucle sin fin que supongo que es lo que hemos vivido todos. Pero es esta sensación de: «dios mio es que nunca voy a dejar de fregar».

El 5 de junio se estrena Rocambola en Filmin, ¿Con qué te gustaría que se quedase el público? 

Es una historia muy original que está resuelta de una forma muy creativa. Creo que el trabajo de Cornet es un trabajo precioso. Y luego hay una cosa que imagino que el público no verá pero la inmensa mayoría de todo el equipo técnico que hizo esa película hacía cine por primera vez. En cuando a la parte humana lo bonito de ese trabajo fue trabajar con gente que en su inmensa mayoría se enfrentaba al cine por primera vez. Y eso fue un proceso muy bonito.

¿Más de Cultura y menos de qué?

Y menos de fanatismo.