Pablo y Blanca han decidido hacer un intercambio de parejas, desobedeciendo la primera norma fundamental: no hacerlo si estás en crisis. Para ello, llaman a dos de sus amigos solteros, Mia y Lucas, desobedeciendo también la segunda norma: hacerlo siempre con otra pareja. Es la premisa de la comedia Amor en Polvo, que llega a las salas el próximo 24 de julio, su director Juanjo Moscardó Rius, se toma un tiempo para charlar con Más de Cultura de los orígenes de esta película. De los temas que habitualmente se hablan entre amigos, surge una comedia romántica protagonizada por Lorena López, Enrique Arce, Luis Miguel Seguí y Macarena Gómez.

¿De dónde surge la idea de esta película?

La idea surge allá por 2009, hace muchísimo tiempo. Surge de querer hacer una película que fuera fácil de producir, con una premisa con pocas localizaciones y pocos personajes. De repente nos surgió la idea de los temas de los que más se hablan, que suelen ser temas de relaciones de pareja, amor, sexo, amistad…

Para hablar de estos temas, que ya están muy trillados, lo chulo sería hacerlo desde un punto de vista original y se nos ocurrió hacerlo con un intercambio de parejas.

En realidad, es una comedia romántica pero el detonante es una pareja que quiere probar el mundo del intercambio. Para así poder hablar de estos temas desde un prisma un poco más original.

¿La identificación con el público es más fácil cuando el tema es de estos de los que se habla en una terraza con amigos? 

Cuando empezamos, en 2009, igual era un poco más tabú que ahora y la verdad es que nos ha gustado mucho ver cómo en este tipo de conversaciones y de temas entre amigos y parejas ya hay cosas que se están planteando como más seriamente.

Creo que llegamos justo con la peli en un momento muy bueno, porque digamos que este tipo de conversaciones están ahora muchísimo más presentes y son más divertidas, por eso queríamos hacer comedia.

En ese sentido queríamos des-dramatizar. Si hubiéramos hecho la película hace 15 años este tema se podría tratar incluso desde el drama por el: «eso es que no están bien como pareja» y nosotros lo queríamos hacer desde el punto de vida divertido y des-dramatizar en ese sentido.

La comedia tiene ese riesgo de resultar cargante si se lleva al extremo ¿Cómo has trabajado en eso para que no suceda?

Nosotros lo hemos hecho todo con un tono muy naturalista. Es verdad que hay momentos en los que lo hacemos desde el punto de vista de la comedia y en otros también en tono dramático.

Lo que queríamos era mucha naturalidad y que no se nos fuera tampoco de las manos. Si que hay un in crescendo en la comedia. Hay una situación que cada vez se va complicando más y van surgiendo más problemas. Pero siempre desde un punto de vista naturalista. Porque es el tipo de comedia que nos gusta.

Una comedia que, en principio, es un poco más de sonrisa, tampoco de carcajada, que se va liando pero sin perder la realidad. Porque es verdad que las comedias tipo muy exageradas o muy paródicas tampoco es la que nos apetecía hacer. Es una especie de comedia más europea o independiente americana, que eran nuestros referentes.

¿Hay cosas que no estuvieran en las primeras versiones de guion y las hayan incluido a posteriori por asuntos del rodaje?

Nosotros ensayamos mucho porque teníamos muy pocos días de rodaje  y queríamos aprovecharlos muchísimo, entonces queríamos que los actores se supieran el guion muy bien y que ya surgiera la intención que nosotros como directores teníamos de cada frase o cada secuencia.

Que estuviéramos todos de acuerdo en cual era la manera de afrontar esas secuencias. Que no hubiera que reescribirlas en rodaje sino que el rodaje fuera para poner en práctica ya lo que habíamos llegado a un acuerdo.

Como tuvimos tantos ensayos hubo tiempo también de improvisar y poder incorporar cosas que nos gustaban a todos. Y creo que al final el mejor chiste de la peli no estaba en el guion. Uno de los mejores de la peli se le ocurrió a Enrique Arce en una secuencia suya y mientras la estaba ensayando lo soltó y nos partimos todos el culo  y se quedó.

De hecho, es la típica coña que cada toma de rodaje o cada vez que la volvíamos a ensayar funcionaba y la ves en la peli y sigue funcionando. De todas formas alguna cosa puntual también salió en rodaje y fue para bien.

Pese a que sería fácil, el lenguaje no es ofensivo ni machista. ¿Hubo revisiones en el guion para esto?

Sí, eso más bien fue gracias a las guionistas, y de hecho fue por eso por lo que decidimos escribir esta historia con dos mujeres. María Laura Gargarella y María Mínguez justamente para eso, para que estuviera muy sopesado el punto de vista masculino y femenino.

Sobretodo también en el lenguaje. De hecho, en la película, hay una charla que tuvimos María Mínguez y yo sobre que algo que estaba diciendo lo estaba diciendo de una manera machista y yo no entendía por qué. Ella me lo explicó y cuando terminamos la discusión pensamos que lo pondríamos en la peli. Y ese diálogo tal cual es una secuencia entre los personajes de Lorena y Enrique. Eso vimos que se está mirando mucho y desde hace tiempo veíamos claro que con ese tipo de cosas hay que tener mucho cuidado.

Re-formulo nuestra clásica pregunta, después de la cuarentena ¿Recomendamos más de Amor o más de Polvo?

Hombre yo creo que las dos cosas. Si es que una cosa no quita la otra (risas). Todas las posibilidades son buenas antes y después del confinamiento. Pero si que es verdad que igual después del confinamiento hay que tener un poco de cuidado. Hasta que la cosa no esté más clara.