En el Ecuador, o quizá en el declive de su carrera musical se encuentra el personaje de el Bandido de Luciano Juncos. Un guion que el director argentino escribió estando en la universidad y que ahora, años después se verá en formato largometraje en su estreno en España, el 18 de febrero de la mano de Begin Again Films.

El también director de documentales y series, reconoce que la película, co-producción entre España y Argentina, tiene mucho de autobiográfico, puesto que en un contexto de ficción, nos habla de realidades que cualquier cordobés (los de argentina) viven en su día a día en el país latinoamericano. Así, encontramos en la cinta arte, reivindicación, nostalgia y redención. Un cóctel para el cual, el maestro de ceremonias, resultó ser el conocido actor de telenovelas Osvaldo Laport. «No teníamos opción B», reconoce el director para Más de Cultura. Una entrevista en la que nos acerca a su manera de crear.

La película indaga en esa sensación constante del creador que se siente desconectado con su obra. ¿Le pasa eso también al cineasta? ¿Cuánto hay de autobiografía en Bandido?

Obviamente uno, como trabajador en el arte, encuentra esos momentos en los que tiene ganas de tirar la toalla. Yo he visto mucha gente que no son generacionales al personaje, que nacimos en los 90, como es mi caso, y aún así con todo esto de la pandemia se sienten bastante desorientados, como tratando de encontrar estas ganas de continuar, de seguir y encontrarse con el arte en todos estos tiempos que están pasando.

«Nos sentamos a escribir pensando en Osvaldo»

Esto es algo que siempre nos sucede y con lo que tenemos que lidiar, pero lo bueno, o el mensaje que tratamos de transmitir es que siempre está la oportunidad para tirar el volantazo, siempre podemos cambiar de dirección y avanzar.

¿Cómo llegas a Osvaldo?

Yo escribo siempre con amigos, en este caso con Renzo Felippa, el co-guionista. Y con él, desde el momento cero imaginamos a Osvaldo. Sin saber, porque Osvaldo está más relacionado con la telenovela y el teatro. Por eso era también una incertidumbre saber si le iba a gustar o interesar la propuesta.

Era todo un «veremos». Pero nosotros, desde el momento cero, nos sentamos a escribir pensando en Osvaldo. Quizás lo llamamos tanto que cuando efectivamente nos sentamos con él y nos dijo un sí automático, nos relajó porque no teníamos ninguna opción B (risas).

Él estuvo muy feliz desde el principio y se lo agradecemos porque el aporte no es solo actoral, es humano también. Nos ha ayudado mucho a hacer la película, a construir el personaje y estamos muy agradecidos.

¿Qué hay de ficción en la trama de la antena? Porque tanto el conflicto, los personajes o el escenario propio de la secuencia final rezuman realidad por todos lados.

Sí, efectivamente. Todas las tramas o las subtramas que se construyen alrededor de nuestro personaje son mundos que, en mi caso, conozco muy bien. Inclusive al nivel de que nos ha tocado vivir hasta el piedrazo en uno de los personajes.

«queríamos crear este mundo del personaje basado en ciertos elementos que vemos en lo cotidiano»

Para el que no la haya visto, hay un momento de la película en la que se sufre un hecho delictivo que parte de una piedra que tiran de un auto. Cuando terminamos el corte de la película yo venía por la circunvalación y me tiraron una piedra. Hemos vivido inclusive hasta el momento de la piedra.

La antena es un gran tema acá en Córdoba, que es la ciudad donde pasa Bandido, porque se están empezando a instalar antenas de telefonía en centros urbanos, que es algo que no está permitido. Inclusive hay gente que alquila la casa para que le pongan la antena dentro. Son dos temáticas que uno ve en los barrios, en la calle y también queríamos crear este mundo del personaje basado en ciertos elementos que vemos en lo cotidiano.

¿En qué ha cambiado el Luciano Juncos que empezó Bandido en la universidad?

Ese es el gran dilema de los que escribimos películas y después las filmamos. Que es que uno tiene que escribir la película que va a filmar de acá a 5 años. Es como que cuando uno escribe la película se tiene que transportar al, en este caso, el Luciano del futuro y ver qué va a pensar, porque evidentemente es así.

Pero bueno, también suceden cuestiones de reescritura. Cuando escribimos el primer guion, de ese al que filmamos, pasaron 9 versiones y la novena se hizo antes de filmar. Obviamente de muchas de esas versiones nos daba vergüenza leer lo que habíamos escrito, esas cosas van sucediendo.

Pero en el caso de Bandido ha sido algo muy positivo porque imagínate que el primer guion tenía 135 hojas y terminamos filmando uno de 90. Había un montón de cosas que había que sacar y pulir, y está bien también ese proceso.

Has hecho series, documentales, cine… ¿Hay algún registro en el que te sientas más cómodo?

Sí, a mi me gusta la variedad, de hecho me formé también como comunicador social y trabajé muchos años en la tele. Tengo otro bagaje que no es 100% cinematográfico y me gusta.

En la ficción es todo muy medido y un trabajo de horas. El documental te permite pasar horas en la montaña esperando a que suceda un amanecer, un atardecer…tiene esas cuestiones más de Rock & Roll, como le decimos, que sin duda también se disfruta. Pero cada registro y cada forma de filmar y de trabajar trato de disfrutarlo porque es para lo que me formé y es lo que me gusta.

¿Mas de Cultura y menos de qué?

Y menos de especulación. Me pasa que estoy viendo muchas formas nuevas de hacer en las que muchas veces se está priorizando el mercado, lo económico y un montón de cosas. Que no digo que estén mal, que están bien, pero hay algunas cosas en las que hay que tratar de tener un equilibrio. Me parece que hay que especular un poco menos con el arte y dejar que fluya un poco. Ese sería mi deseo.