Un retrato íntimo de los últimos tiempos en África de la colona danesa Karen Blixen. Y en especial, de la particular relación con su criado somalí Farah Aden. Es lo que nos plantea Karen, película que llega el próximo viernes 4 de junio a los cines de la mano de Begin Again Films. Para su directora, María Pérez Sanz, uno de los detalles importantes es poder visibilizar esos paisajes extremeños que son el telón de fondo de la historia.

Charlamos con ella de la importancia de la documentación de las cartas del personaje, alejadas de la historia que presenta Memorias de África, para componer una historia que habla de Karen Blixen, pero también de la que le da vida: Christina Rosenvinge.

Supongo que da subidón estrenar una película, pero mucho más cuando está rodada en tu tierra, en Cáceres.

Sí, tengo muchísima ilusión por estrenar esta película y por estrenarla allí en Extremadura. Ilusión de que Extremadura se vea en el resto del mundo y además es un lugar en el que casi no hay tradición cinematográfica. No se han rodado muchas películas y, sobre todo, no se han contado muchas historias en su paisaje.

«los espectadores no pueden esperar una revisión de la ya conocida película Memorias de África«

Creo que es importante también para Extremadura y para los cineastas extremeños que empiecen a verse en la pantalla nuestra historias y nuestros paisajes.

Para mí también es la primera vez, es mi primera peli larga de ficción y el primer estreno en más de una sala. Así que con muchísimas ganas.

¿Por qué elegiste esa última etapa de la estancia del personaje para contar la historia de Karen?

Es cierto que los espectadores no pueden esperar una revisión de la ya conocida película Memorias de África ni siquiera de la novela sino más un acercamiento o un retrato de su vida cotidiana y en particular en sus últimos tiempos en Kenia, cuando está a punto de perder su plantación de café y está al borde de la ruina.

«La idea del destino guía toda la película»

En concreto, elegimos ese momento porque realmente la historia de Karen es la historia de un fracaso que se convierte después en su verdadero destino. Encuentra la literatura una vez que ya fracasa como granjera. Ese momento era especialmente interesante de retratar para poder albergar luz sobre lo que fue su existencia posterior.

Algo muy destacado de la película son esas conversaciones entre Karen y Farah que nos hablan de temas muy importantes a veces con una sencillez y naturalidad que sorprenden. ¿Esas conversaciones han sido así desde guion o se han ido matizando?

Esas conversaciones también hablan mucho de ese mismo tema que mencionábamos. La idea del destino, que guía toda la película. Sobre si de alguna manera tenemos un destino escrito o si, por el contrario, es una sucesión azarosas historias, encuentros y situaciones.

Nos inspiramos muchísimo en las cartas que ella escribió desde África. Ahí encontrábamos muchas anécdotas que nos daban ideas para esos diálogos. Pequeñas situaciones o anécdotas de la vida cotidiana que ella relataba a sus familiares en Dinamarca que eran muy pequeñas y nos daban ideas para, a partir de ahí, tejer todas esas conversaciones entre ellos que si que estaban escritas desde el guion.

Aunque en el rodaje estuvimos abiertos a filmar situaciones que no estaban escritas previamente en concreto en los diálogos improvisamos muy poco. Diría que nada, porque son diálogos bastante difíciles inspirados en la realidad. Nos hemos inventado muy poco, están muy documentados, beben de muchas fuentes. Nuestro trabajo era hacer que pasara ese texto a través de Christina Rosenvinge y Alito Rogers pero no dejar que ellos se fueran por las ramas.

Para mi es la presencia de ellos dos. Que hubiera algo de ellos dos como personas, que hubiera algo de Christina Rosenvinge y de Alito Rogers en Karen y en Farah. Que de alguna manera no dieran una interpretación tan psicológica del guion sino que fueran también ellos mismos y su presencia.

¿Por qué la elección de Christina Rosenvinge? ¿Vino antes la música o el papel protagonista?

Ambas cosas estaban un poco en paralelo en mi cabeza. Era y soy admiradora de su música y me inspiraba mucho ya desde que estaba empezando a escribir o me sentaba a pensar en la película.

Sus canciones e incluso alguno de sus videoclips me inspiraban. Muy pronto tuve la idea de proponerle que hiciera la música pero pensando ya que también lo otro estaba ahí, solo que quería ver qué tal fluía nuestra relación y si realmente esa intuición que yo había tenido de que Christina era Karen se podía cumplir.

¿Cómo se tomó la noticia de que además también iba a ser la protagonista?

Yo creo que ha sido, sobre todo, muy valiente por aceptar una propuesta como esta y confiar en un proyecto como este. Bastante radical.

Luego en el proceso de guion y preparación de la película ella me daba sus opiniones. Estuve muy abierta y ella quiso dar su punto de vista. Se documentó muchísimo, hablábamos mucho de feminismo y colonialismo… Pero luego, en el rodaje, ahí ya se dejó guiar por mi propuesta y además se lo pasó fenomenal.

Un creador nunca para. ¿Hay más proyectos en la cabeza para los próximos meses?

Si claro, tiene que haber más siempre porque si no, con los tiempos que lleva el cine, mal asunto. Ahora en julio voy a rodar una película corta que forma parte de un proyecto más amplio sobre cineastas que revisan a escritores. El mío es sobre un libro de Cristina Morales: Introducción a Teresa de Jesús. Lo que voy a firmar es un episodio de infancia de Santa Teresa de Jesús con sus primos en Ávila. Y también lo voy a filmar en Extremadura.

Y luego tengo otra cosa más en desarrollo. Sobre los conquistadores extremeños. La idea esta de «el antes de partir» hacia América.

Tengo muchas ganas de rodar en julio y de volver a ponerme con la cámara y con mi equipo.