Si hay algo de lo que podemos sentirnos orgullosos en España es de la biodiversidad que nos rodea. Como país de contrastes que somos, esto tenía que afectar también a nuestros ecosistemas. Aunque estos presentan un deterioro alarmante, acentuado por la huella ecológica y el cambio climático, todavía existen parajes asombrosos que se han llevado a la gran pantalla reconvertidos en escenarios de secuencias emblemáticas.

La playa del Golfo (Lanzarote)

Una fotografía nunca pudo expresar tanto sin enseñar el resultado final. Es la secuencia en la que Penélope Cruz rodea con sus brazos a Lluís Homar mientras este aprieta el disparador de la cámara. Los abrazos rotos atesoró en su metraje este ejemplo de hidrovulcanismo que confiere tanta originalidad a la Laguna de los Clicos.

Fotograma de Los abrazos rotos

Desierto de Tabernas y Cabo de Gata (Almería)

Pero si hay una zona de costa emblemática en España esta tenía que estar en Almería, la tierra del cine por excelencia. El Cabo de Gata ha acogido rodajes de clásicos del cine como El viento y el León (Playa de los Genoveses), Indiana Jones y la última cruzada (Playa de Mónsul) o El bueno el feo y el malo (Los Llanos de Doña Francisca).

Y por su parte, el Desierto de Tabernas, otro escenario clave de Almería, fue lugar de referencia para el spaguetti western (Por un puñado de dólares). De estos matices arenosos también se sirvieron grandes producciones como Lawrence de Arabia o Cleopatra.

Las Bárdenas Reales (Navarra)

No es casualidad que el festival Lo que viene tenga su sede en esta localización. Muchos cineastas han sentido predilección por los paisajes áridos de este espacio protegido.

Álex de la Iglesia rodó aquí parte de su ópera prima (Acción mutante) y Pierce Brosnan decidió pasearse vestido de 007 en El mundo nunca es suficiente.

Monegros (Aragón)

De desiertos cinematográficos y no sólo por el festival de música, también es conocido Monegros. Aquí, otro genio llamado Bigas Luna le mostró al mundo la fotografía de José Luis Alcaine y los escenarios castizos donde desarrollaban su drama Penélope Cruz y Javier Bardem en Jamón, jamón.

Otra película que destaca por estos paisajes aragoneses es La novia, de Paula Ortiz. La música, las actuaciones y la luna, se ven envueltas en este manto terrestre de una forma tan natural como onírica.

Pirineos

A las montañas aragonesas también ha llegado el cine. La próxima piel de Isaki Lacuesta, Julieta de Almodóvar, Eva de Kike Maíllo o Palmeras en la nieve de Fernando González Molina.

Todas estas películas comparten escenarios como el valle de Benasque, el Parque Nacional de Ordesa, Panticosa o Formigal. A James Bond también le persiguieron por el macizo de la Maladeta.

Fotograma de La próxima piel

Trujillo, la Reserva de la Biosfera de Monfragüe y Granadilla (Extremadura)

Si de algo se sirve el director manchego, es de escenarios bonitos de España. Además de los ejemplos que os he mencionado arriba, Almodóvar también eligió como telón de fondo para el final de Átame, los paisajes de Granadilla.

Karen, la película de María Pérez Sanz que llega a las salas el 4 de junio, también tiene tintes de paisajes cacereños. Trujillo y Monfragüe acogieron los últimos días de la escritora Karen Blixen como una recreación de la vida en Kenia.