Charlamos con tres adolescentes nativos digitales. También denominados generación Z, nacieron en plena revolución de internet y crecieron mientras las redes sociales y las apps llegaban para quedarse. Sin haber cumplido los 18 años, Aitana, Jorge y Laura utilizan la tecnología, como el resto de jóvenes de su generación, de manera prácticamente orgánica.
Sus smartphones les conectan con el mundo de manera literal y es tanta su destreza y conocimiento de las nuevas tecnologías que, gratamente, descubrimos que habita en ellos un pensamiento crítico por el que, no todo vale. El postureo excesivo les cansa, las aplicaciones que no responden a sus necesidades las eliminan, reconocen a la primera cuando les intentan vender algo y repudian a los influencers altivos.
Entre el inmenso abanico de aplicaciones y redes sociales existe un top tres. Whatsapp “imprescindible”, Instagram y luego Twitter “para por las noches”. ¿Por las noches?
“Y luego también Facebook…”. “Sí, pero Facebook lo utilizan más mayores, más adultos para encontrar a amigos de esos de toda la vida…”
“Yo creo que los adolescentes nos sentimos mejor con Twitter, en plan, porque todos damos nuestra opinión y ves la opinión de los demás…”.
“Yo me identifico más con twitter”. “Y yo”. “Yo con instagram. Y whatsapp para comunicarte”.
“Twitter es más, en plan, cosas de lo que sentimos nosotros , Instagram es más de nuestra vida bonita, ideal. Twitter es más un debate entre todos…Instagram es más tu parte “lo que quieres mostrar” y Twitter es más de lo que sientes, de tus sentimientos. Instagram es mucho postureo “lo que tengo” “lo que soy” “me he comprado esto”. Y Twitter es compartir información, sentimientos, gustos, opiniones…”. “Eso, opiniones, opiniones”. “Twitter es más para por la noche”.
“Youtube también es superentretenido, empiezas viendo uno de música y acabas viendo cómo hacer la manicura a tu gato…”. Y se parten de risa.
La visión profesional de las nuevas tecnologías la tienen clarísima. Ahora que están estudiando es evidente la utilidad que encuentran en la red pero, se da la circunstancia de que los tres estudian Bachillerato artístico por lo que la exposición de trabajos que les ofrecen las redes sociales les resulta, obviamente, imprescindible.
“Tanto dibujo, como fotografía , como todo…es un medio en que te puedes inspirar, lucir…. Puedes hacer fotos de tus dibujos., los cuelgas, a la gente le gusta y te los pueden comprar …con las fotos pueden pedirte sesiones de fotos..ven tu trabajo…”.
Una realidad que no ven reflejada en su relación con los profesores, entre los que, excepto honrosas excepciones, abunda tristemente la actitud de la vieja escuela.
“La mayor parte de los profesores no te recomiendan que utilices internet y prefieren que te busques la vida por otros medios pero luego todos los trabajos que te mandan tienes que hacerlos mediante eso. Libros, pdfs, proyectos…aunque lo critican, al final para todo lo que mandan tienes que utilizar internet. Es contradictorio”. “Los profesores están chapados a la antigua, la educación nunca cambia, se debería modernizar o dar oportunidad a profesores más jóvenes. Deberían no sólo estudiar sino ver un poco cómo son ellos y cómo educan y enseñan”.
Si bien tienen claras las ventajas y potencialidades de estos medios, también conocen su funcionamiento como poderosas armas publicitarias. Tienen claro que las redes sociales tienen rastreados sus gustos y a partir de ahí les bombardean con anuncios para “conquistarles”. Lejos de verlo como preocupación, lo asimilan como una realidad sin darle demasiadas vueltas.
“A mí en el móvil me salta las canciones de los nuevos cantantes”. “Y hay algunas aplicaciones que, mientras estás jugando y te mueres porque has perdido alguna vida, para seguir jugando tienes que ver un anuncio, un vídeo, la publicidad de otro juego, algo para comprar…»
Lo mismo ocurre con los influencers. “Por su fama y porque son muy conocidos les pagan para que hagan concursos, muchos están patrocinando Coca-cola porque la campaña les paga para que salgan en un video bebiendo”.
¿Esto debería preocuparnos? ¿Están manejando a nuestros retoños?… “Yo cambio de gustos y cambio de influencers, esa es la cosa. Si ya no me aporta lo que me aportaba antes les dejo de seguir, encuentro unos nuevos que me gustan y me están dando lo que yo quiero…”.
Y aunque se declaran fans, seguidores y disfrutan de redes sociales, apps y resto del mundo virtual…
“Estamos acostumbrados a estar con Instagram, Twitter, Whatsapp y todo el rollo ese, pero yo creo que sí que podría estar sin esas cosas. En plan, a veces te agobia saber todo lo que están haciendo los demás o lo que los demás saben de ti. Como que la gente sólo sabe una parte de tu vida, de lo que muestras. De que sólo ven lo que tú quieres que vean”. “Es una fuente de información muy importante pero a veces te saturas tanto….tienes tanta información de tantísima gente que necesitas desconectar”. “Es como la vida real…”.
Pues eso, la vida real.
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