No sabes que responder: sticker. Pretendes ser ocurrente en Tinder: sticker. La has cagado en una conversación y quieres desviar la atención: sticker. Eres el gracioso del grupo: sticker. O el ingenioso: sticker. Se muere la conversación: sticker.
Los stickers (traducción al inglés de pegatina) son las muletillas de las conversaciones a través de una pantalla, los nuevos chascarrillos, ese preciado comodín que otorga costumbrismo, folklore, pop y sabiduría. Si los emojis sustituyen a los gestos, los stickers cumplen en una charla digital el papel de los refranes.
La clave para que un refrán triunfe es que el pueblo lo entienda. Es una frase que oscila entre el tópico, el humor y la costumbre. Lo mismo tiene que pasar con un sticker. La cara de Belén Esteban es universal, por eso convertir su expresión en una pegatina es adaptar el costumbrismo español a las nuevas formas de comunicación digital. Piénsalo, si hasta C. Tangana lo acaba de hacer en su nuevo disco El madrileño. Con él, el trap ya es historia y vuelve la copla.
Lo castizo mola, las tabernas están de moda y si los más jóvenes no entienden el refranero español, la clave es adaptarlo a una jerga con la que empaticen. ¿Por dónde nos comunicamos ahora? Por whatsapp. Si en un refrán el tono de voz hace mucho, en una conversación digital lo hace la imagen. De ahí, que los stickers hayan calado tanto.
Lo popular renace. La tradición resurge en una nueva ola que podemos apreciar en las artes. Vuelve el folklore en la música con grupos como Baiuca o Zuaraz, C Tangana bebe de nuestras costumbres y El año del descubrimiento viaja a nuestro pasado. Y nos gusta. Si en las artes triunfa lo clásico, en el ámbito digital no iba a ser menos. Por eso el sticker entiende nuestras referencias y se materializa en una imagen costumbrista y graciosa, igual que antes lo hacían los refranes.
El traductor (para los no millenials)
¿Todavía no ves sentido a este artículo? ¿Estás más perdido que una monja en un guateque? Vamos a presentarte un glosario que demuestra con pruebas 100% fiables (respaldadas por la Universidad de Wismichigan) que nuestros refranes se han convertido en stickers:
«Al confesor y al abogado no los tengas engañados»
«Vecina, bocina»
«Cada tres bocaditos, un traguito»
«Disfruta, come y bebe, que la vida es breve»
«Año nuevo, vida nueva»
«Unos trabajan y otros los naipes barajan»
«A buen entendedor, pocas palabras bastan»
«Donde hay patrón, no manda marinero»
«Genio y figura hasta la sepultura»
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