Mi amigo Javier es nómada, aunque él se empeñe en contradecirme, actitud que le apasiona: la de contradecirme, digo. Por mucho que él diga ha vivido en San Petersburgo, París, Madrid –en varios lugares, Barcelona, San Sebastián… y, además, es un apasionado de los libros. Allá donde va, regresa con una pequeña torre que no sé muy bien dónde puede colocar. Relación, la de nómada y coleccionista de libros que parece incompatible.

Yo le he recomendado que lea a Marie Kondo, ya saben de quién hablo y me temo que reitero una y otra vez su inspiración, porque cierto es que, a mi, me ha venido bien. Pero mi amigo Javier abomina del minimalismo aunque por otro lado aborrece el horror vacui. De vez en cuando vemos, porque sí, casas que se alquilan – alguna llegó a ser una de sus casas eventuales- nos echamos unas risas al ver las que rebosan de florituras y figuritas.

Pues bien, desechado por su parte el método Konmarie, firme coleccionista de libros y amante del cambio de domicilio, por mucho que diga…debo decir que mezcló estas variables, buscó un poquito por la red y dio con la solución a su conflicto. Encontró el Brickbox y me tiene la boca tapada.

Debo decir que cuando me lo enseñó me quedé estupefacta. Es una de las ideas más sencillas y prácticas que he conocido.

Consiste en una serie de cajas con aberturas a los lados, a modo de asas, que encajas como estanterías. De esta manera si te quedas, tienes la estantería. Cuando te vas, das la vuelta a cada módulo, que contiene los libros de manera natural, lo subes a la furgoneta y a cambiar de domicilio para volver a convertir el nuevo salón en una biblioteca con un golpe de muñeca.

Javier está encantado. No deja de contarlo a los cuatro vientos y creo que le ha creado cierta adicción. Vuelve los módulos a un lado y a otro, les da forma de escalera o piramidal o crea pequeñas islas que hay que ir sorteando hasta que llegas a la puerta de salida.

Aquí les dejo una imagen, la he capturado de internet, porque Javier es muy suyo y no quiere que su intimidad salga a la luz. No me digan que no es una buena idea. A mi me lo parece, además de gustarme su presentación: «…módulos apilables que sirven para transportar y/o almacenar cultura…»