Se aproxima la operación bikini y necesitamos motivación para cruzar el umbral de la clase de spinning. Y no existe mejor aliciente que ponernos el reto de conseguir llegar al orgasmo practicando ejercicio. El Coregasm, denominado así de forma coloquial, se practica con unos ejercicios determinados, ya que no todas las rutinas consiguen despertar ese placer sexual de la misma forma.
También cabe señalar que desde 2011, fecha en la que se certificó de forma académica el estudio de este fenómeno, las conclusiones afirman que las mujeres, salvo excepciones, son las que están más predispuestas a llegar de esta forma al clímax. Tampoco es una tarea fácil conseguirlo y muchas mujeres afirman que se trata de una sensación diferente al orgasmo que se consigue a través del sexo.
Debby Herbenick en su libro The Coregasm Workout, proporciona técnicas para acercar la sexualidad al fitness, y según afirma, diseñadas por mujeres reales para mujeres reales.
Al igual que el Sleep-gasm, el Coregasm no necesita estimulación, parte en gran medida de la concentración. La clave es ejercitar los abdominales y los músculos del suelo pélvico para activar el sistema nervioso. Para liberar esas endorfinas y sumarlas a la dopamina es necesario tonificar el suelo pélvico. Dos grandes aliados para esto son las llamadas bolas chinas y los ejercicios de Kegel.
Una rutina para empezar
Una rutina interesante para probar podría empezar con media hora de ejercicios de cardio (que nos ayudarán a perder peso). Continuaríamos con unos abdominales para contraer y tonificar los músculos. Todo esto, sumado a una predisposición hacia el orgasmo (hablamos de pensamientos eróticos, si) puede ser un buen punto de partida.
Todo esto tiene su explicación científica, y es que al final un orgasmo no es más que el resultado de una descarga que se produce tras una tensión corporal muy intensa. Nuestro cuerpo se va cargando de energía y aumentamos nuestras palpitaciones hasta llegar a un colapso (el orgasmo). Entonces el camino para llegar hasta ahí tiene múltiples rutas, y una de ellas podría ser el ejercicio, por qué no. Solo necesitamos un buena predisposición y dejar volar nuestra imaginación.
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