Mañana, ocho de mayo, habrán pasado 75 años desde que se declarara el Día de la Victoria en Europa tras la rendición de la Alemania nazi. ¿Y por qué empiezo con una clase de historia para ilustrar un artículo sobre protocolo y gestos políticos? Porque gracias a este acontecimiento, Churchill adoptó el gesto por el que pasaría a la historia como cabeza visible de los aliados: Su famosa «V» de la victoria.
Aunque después fue popularizada y adoptada por el movimiento hippie en EEUU, lo cierto es que la historia de este gesto está cargada de misterio. No sabemos a ciencia cierta si Churchill confundía la dirección de la palma de la mano a propósito o no, pero la verdad es que en Inglaterra el “palm-back V sign” (con la palma mirando a la cara) es un insulto como el “que te den” con el dedo corazón levantado que utilizamos nosotros.
Las leyendas dicen que esta seña nació durante la Guerra de los Cien Años, donde los franceses tenían la costumbre de cortar el dedo índice y corazón a los arqueros ingleses para que no pudieran lanzar sus flechas. Los arqueros que no eran capturados, hacían este gesto desafiando a los franceses.
También se ha hablado del trasfondo místico de la “V-sign” de Churchill. John Symonds, biógrafo de Aleister Crowley, más conocido como La gran Bestia, 666, cuenta que este anarquista esotérico tan famoso en la cultura pop, recomendó a Churchill que hiciera su famosa “V”. Al parecer era una clave para atraer la victoria en la Guerra. Crowley estaba convencido de que la letra V trabaría las astas del símbolo de la esvástica y lograría detener el conflicto. Leyenda o no, lo cierto es que Aleister Crowley fue uno de los personajes más famosos y conflictivos del siglo pasado, y su historia merece ser leída por auténticos frikis del misterio.
Asimismo, la historia nos ha dado saludos reconvertidos en gestos políticos de una ideología que quedarán para siempre en nuestra retina. Mussolini adoptó el famoso “Ave, César” como saludo del régimen, con la mano derecha en alto y la palma vertical. En España fue utilizado por Jose Antonio Primo de Rivera en la Falange y por Franco en los desfiles. El “Heil” de Hitler era similar con la diferencia de que la palma se colocaba en horizontal.
Otro gesto muy conocido, contrario al anterior, es el del puño en alto. El puño izquierdo en alto suele representar a los partidos progresistas de izquierdas, pero también tiene otras interpretaciones. Tanto en la mano derecha como en la mano izquierda, ha simbolizado la lucha por los derechos. Por ejemplo, la lucha racial del black power en la Olimpiadas de 1968.
Menos conocida es la “L” de “Laban”, la lucha de Cory Aquino en Filipinas. Extendiendo el pulgar de forma horizontal y el índice en vertical para dibujar una “L” con la mano. Este gesto se convirtió en señal de la familia Aquino durante la Revolución del Poder Popular en 1986 que precipitó el asesinato del senador. El gesto se popularizó gracias a su viuda, y posteriormente lo adoptó su hijo en la campaña presidencial de 2010.
La herencia del movimiento feminista de los 70 también nos dejó un gesto político para la historia, el famoso triángulo con las manos levantadas. Concretamente, en París en 1971 en un congreso en el que participaron figuras tan importantes como Simone de Beauvoir. Giovanna Pala realizó este gesto para diferenciarse de sus compañeros masculinos, que tenían el puño levantado como sinónimo de lucha. El triángulo reivindica el poder femenino de la creación, de diferencia entre lo masculino y femenino y de lucha por el derecho de la mujer a decidir sobre el aborto. Vamos, lo que viene siendo una vagina de toda la vida.
¿Nos inventaremos algún gesto de victoria sobre el Covid-19? Estoy abierta a sugerencias.
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