Si vino a Haro y no bebió vino, entonces, ¿a qué vino?

¿Cómo es posible que una fiesta popular cuente con la palabra “batalla” en su nombre y sea una de las experiencias más divertidas que se puede vivir? Pues sí, la Batalla del Vino que se desarrolla en Haro (La Rioja) cada 29 de junio es una guerra en la que disfrutar del vino, del buen ambiente, la diversión… y sin morir en el intento.

Cada verano hay noticias que se repiten, la subida de las temperaturas, las playas del Mediterráneo llenas, los atascos en las salidas de las ciudades y una batalla donde el color morado lo inunda todo. De este evento es del que os vamos a hablar en Más de Cultura.

Romerías hay muchísimas en todo nuestro país. Y claro, cada una de ellas tiene algo especial, y ¿qué tiene de especial la Batalla del Vino? Pues lo que seguro que te imaginas, una guerra en la que las armas están cargadas de vino, y es más que probable que acabes bailando con el que es tu enemigo.

Empezaremos por el principio. Esta historia comenzó con la peregrinación desorganizada de fieles a los Riscos de Bilibio, lugar en el que se encontraban enterrados los restos de  San Felices. Esta peregrinación se hizo oficial como una romería en el S XV, en la que además se almorzaba y se celebraba en honor a San Felices.  El tiempo fue pasando y la festividad fue convirtiéndose en una cita que honraba al santo y que llamaba a otras personas de localidades cercanas. Pero poco antes de comenzar el siglo XX, empezaron los primeros bautizos de vino, con los que los asistentes acababan empapados en esta bebida de la zona. Y pensamos que cuándo somos jóvenes nos divertimos más que el resto… En Haro, nuestros tatarabuelos lo pasaban muy pero que muy bien.

Y ahora volvemos al presente. La Batalla del Vino es una Fiesta de Interés Turístico Nacional que se desarrolla la mañana del 29 de junio, durante la festividad de San Pedro. El vino es el protagonista absoluto de la fiesta, usado como munición, los participantes luchan armados de botas, cubos, calderos, pistolas de agua,… hasta terminar completamente morados.

Y por último, las recomendaciones. Si quieres ir a la Batalla del Vino, debes vestir de blanco y con ropa que no te importe que acabe en la basura. Tendrás que ir con un cargamento de buen rollo, porque el primer chapuzón siempre da impresión, así que ten a mano las risas. Hazte amigo de alguien que controle el tema del almuerzo, porque es importante recuperar fuerzas antes de seguir con la fiesta. Y lo último, pero no por ello menos importante, busca cuanto antes alojamiento para esta fecha, porque después de tanta diversión, necesitarás descansar tras la batalla.

La teoría está muy bien, pero La Batalla del Vino es una de esas cosas que son muy difíciles de explicar y es mucho mejor vivirlas en primera persona, así que, ¿nos vemos en Haro?