No aparece en las guías turísticas de Madrid, pero el parque de las Siete Tetas es uno de los más conocidos de la capital. Famoso por tener uno de los mejores atardeceres de Madrid y por su vista panorámica de la ciudad, el parque de las Siete Tetas, es un punto marcado en el mapa para los madrileños (y los no) que quieran disfrutar de unas buenas vistas o de una cerveza sobre un césped que no sea el del Retiro.

Ubicado en el barrio de Vallecas, el parque del Cerro del Tío Pío es conocido por el nombre de las Siete Tetas. El parque tiene siete montículos en forma de seno que sobresalen de la superficie. Y aunque muchos puedan pensar que se hizo por pura estética o con el objetivo de tener unas mejores vistas de la ciudad, las famosas siete tetas están construidas sobre restos de chabolas.

El origen del cerro

A principios del siglo XX, el cerro del Tío Pío, conocido entonces como Palomar de Rivera, empieza a ser ocupado por infraviviendas ilegales, por chabolas. Aunque hasta ese momento había algunas construcciones aisladas, es a partir de 1916 cuando se empiezan a construir chabolas y se da forma a un vecindario. Pío Felipe Fernández, quien se dedicaba al negocio de la recogida de basura y chatarra, era el propietario de gran parte de los terrenos. Fue el primero en construir una casa en lo que hoy conocemos como el parque y por él, el cerro lleva su nombre.

Las viviendas se construían en una sola noche para evitar problemas con la policía y el ayuntamiento. Aunque las familias pagaban una pequeña renta por la ocupación del suelo a los propietarios de los terrenos, el problema era que no tenían licencia de construcción. Sin embargo, una vez que las casas se levantaban ya no podían ser derribadas.

Vallecas siempre destacó por ser un barrio obrero y en el siglo XX, muchos de los emigrantes que llegaban a Madrid de otras provincias se instalaban en la zona. En 1950, el barrio de Vallecas se anexionó a la ciudad de Madrid y esto impulsó su crecimiento. A medida que crecía Vallecas, también lo hacía el cerro. En la década de los sesenta, el cerro llegó a contar con 6.000 personas viviendo allí. La situación del barrio era precaria y los vecinos no contaban con luz y agua corriente. La zona cogió fama de ser un barrio marginal.

De barrio marginal a mirador privilegiado

Tanto el Cerro del Tío Pío como el barrio de Vallecas tenían una mala imagen, asociada a la pobreza, a la inseguridad y a la violencia. Sin embargo, en la zona del cerro crecía también un espíritu revolucionario con el paro y la pobreza como enemigos. Cantautores como Luis Pastor,  le pusieron música al sentir de esas generaciones.

En 1980, la Comisión de Planeamiento y Coordinación del Área Metropolitana de Madrid aprobó el proyecto de expropiación de los bienes del Cerro y a finales de ese mismo año se iniciaron. Las expropiaciones provocaron muchísimas protestas y la mayoría de los vecinos fueron realojados en el polígono de Fontarrón, también en el barrio de Vallecas.

En 1983, las competencias pasaron a ser de la Comunidad de Madrid y se decidió la construcción del parque. Las obras se iniciaron en 1985 a cargo del arquitecto Manuel Paredes. Fue él quien decidió dejar los escombros de las chabolas y cubrirlos de tierra y hierba. Ahí nacieron los siete montículos conocidos como las Siete Tetas.