Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos generando basura. Basura que muchas veces no sabemos a qué contenedor de reciclaje va, incluso teniendo una conciencia medioambiental más o menos decente.
¿Sabías que el cartón que recubre la pizza que pedimos a domicilio no va al contenedor azul? Hay un problema, y es que estas cajas se manchan de aceite, queso, tomate o cualquier otro tipo de residuo orgánico. Al estar “contaminadas”, las fibras de papel no pueden separarse en el proceso de reciclado. Este es el motivo por el que la servilletas usadas, platos de papel y demás productos de papel relacionados con la comida que hayan sido utilizados no pueden reciclarse en el contenedor azul. Todo esto iría al marrón o al gris («el de la tapa naranja», como lo conozco yo).
A día de hoy casi todos somos conscientes de que reciclar cuesta menos que fabricar un nuevo producto. Ahorramos agua y energía, y así reducimos la contaminación. Damos una segunda oportunidad a productos que acabarían en un vertedero si nos los recicláramos, pero para que sea efectivo hay que hacerlo bien, si no, no sirve de nada.
En el 2018 se reciclaron 1,4 millones de toneladas de envases a nivel doméstico, 15,7 kg de residuos en el contenedor amarillo de media por cada español, y 18,1 kg en el azul. Aunque parezca mucho, seguimos por debajo de la tasa media europea.
Diferentes tipos de contenedores de reciclaje:
A continuación os propongo un listado de los desperdicios más comunes y el contenedor de reciclaje al que deben ir. Incluido el famoso contenedor marrón, todavía inexistente en ciertas zonas de España pero que va colonizando poco a poco nuestros barrios.
Contenedor marrón: basura orgánica
Qué debemos depositar:
– Restos de comida
– Huesos y pieles de frutas y hortalizas
– Posos y filtros de café
– Sobres de infusiones
– Cáscaras de marisco y moluscos
– Tapones de corcho
– Cáscaras de huevo
– Papel de cocina y servilletas de papel usadas
– Restos de plantas y flores
– Cáscaras de frutos secos
– Palillos
– Cerillas
– Ceniza
Qué NO debemos depositar:
– Aceite de cocina
– Residuos de barrer
– Colillas
– Pañales y productos de higiene femenina
– Excrementos de animales
Contenedor gris (el de la tapa naranja)
Qué debemos depositar:
– Residuos de barrer
– Colillas
– Pañales y productos de higiene femenina
– Cuchillas de afeitar
– Cepillos de dientes
– Chicles
– Bolsas de aspiradora
– Fregonas y bayetas
– Excrementos de animales
– Toallitas y discos desmaquilladores
Qué NO debemos depositar:
– Juguetes
– Pilas
– Ropa
Contenedor amarillo
Qué debemos depositar:
– Envases tipo brick (leche, zumos…)
– Botes, latas y envases metálicos
– Botellas, garrafas, tapones y otros envases de plástico
– Aerosoles y sprays
– Papel de aluminio y film
– Bandejas de carne o fruta de corcho blanco (forespan o porexpan)
– Redecillas de la fruta o las patatas
– Guantes de goma (los guantes de fregar de toda la vida)
Qué NO debemos depositar:
– Botes de pintura o productos químicos
Contenedor azul
– Folios, libretas, revistas, periódicos, sobres, papel de regalo…
– Cajas de zapatos o cereales y cualquier pieza de cartón que NO haya entrado en contacto con restos orgánicos
Contenedor verde
Puntos limpios y contenedor blanco
El contenedor blanco, más conocido como Punto SIGRE, es el contenedor de reciclaje que se encuentra en la mayoría de las farmacias españolas. Ahí se depositan todos los medicamentos caducados, los que ya no vayamos a consumir y sus respectivos envases.
Los puntos limpios son aquellos espacios custodiados por los Ayuntamientos para almacenar residuos muy tóxicos o voluminosos. Unos ejemplos son:
– Pilas
– Aceites
– Neumáticos
– Colchones
– Baterías
– Bombillas
– Radiografías
– Pinturas
– Termómetros
– Aerosoles
– Aparatos electrónicos
– Muebles
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