¿Depilarse es un acto político? ¿Y no hacerlo? La escritora Bel Olid recoge en su libro A contrapelo las contradicciones de la depilación de la mujer.

El pelo se ha convertido en un tema de debate. En concreto, el pelo de la mujer. En nuestra mente, si vemos unas piernas depiladas y unas piernas peludas, tendemos a asociar las primeras con una mujer y las segundas con un hombre. Depilarse o no hacerlo se ha convertido en algunos casos en un acto político.

Los cuerpos de las mujeres, que por naturaleza están cubiertos de pelo, al igual que los cuerpos de los hombres, se entienden de manera diferente. El vello corporal marca crecimiento y edad. Sin embargo, la tendencia es que las mujeres recurran a eliminar ese vello. Bel Olid analiza el peso del vello corporal en el cuerpo de las mujeres en su libro A contrapelo.

Sinopsis

Es fascinante que un cuerpo sin pelo, fruto de un artefacto social como la depilación, se considere una muestra de feminidad innata. Sería lógico que el vello corporal, que separa la niña de la mujer, se considerase intrínsecamente femenino, incluso sexi. En cambio, hemos llegado al punto en que es todo lo contrario. La mayoría de las mujeres de nuestra sociedad afirman que se depilan porque quieren, porque se sienten más atractivas o por motivos de higiene. En cambio, no depilarte o mostrar públicamente que no te depilas suele ser una decisión política. A contrapelo desmonta las ideas preconcebidas sobre las supuestas bondades de la depilación y analiza la penalización social que conlleva mostrar el pelo corporal tal y como nace. ¿Qué vello estamos obligadas a erradicar las mujeres? ¿Qué impacto tiene sobre la salud física y mental acatar las normas sociales sobre depilación? Bel Olid expone no solo las contradicciones de la depilación de la mujer, sino también todo lo que conlleva de sumisión social, de obediencia a unas normas de mercado exigentes y de inseguridad personal de tantas mujeres.

El peso del vello corporal

El libro A contrapelo invita a reflexionar sobre el peso del vello corporal en los cuerpos de las mujeres.

¿Es creíble que una mujer se depile porque realmente quiere? Puedes pensar que está alienada por lo que su supuesto deseo de querer es en realidad una imposición social. Sin embargo, si es un hombre el que decide depilarse, ¿ahí lo consideramos lícito? En este caso, asumimos que solo los hombres tienen la seguridad de tomar la decisión de depilarse libremente. Seguramente estas sean algunas de las preguntas que te hagas al acercarte a la obra A contrapelo, de Bel Olid. Si te animas, cuéntanos en comentarios tus opiniones.