Ángela Bonilla es un ejemplo para todo aquel que se ve demasiado pequeño, demasiado inexperto o demasiado cohibido para hacer lo que le apasiona. Empezó a leer a los 4 años, a escribir a los 13 y su primera novela, vio la luz cuando cumplió 15: «A los cuatro años aprendí a leer y desde entonces le cogí el gusto a las historias». Por probar «a ver qué sale» surgió Amnesia, su primera novela.

En ella nos presenta a su primer personaje, Helena, una chica italiana que ha perdido la memoria en un accidente de tráfico. Con la ayuda de un joven médico y sesiones de psicoanálisis irá recuperando la memoria poco a poco a la vez que irá creando un vínculo con el doctor tejiendo así una telaraña de incógnitas que mantienen en vilo al lector hasta el final. La segunda parte de la historia, Realidad, fue publicada en 2016, y nos sumerge en el pasado de la protagonista, con una trama más centrada en las tramas amorosas y sus complicaciones, como si un viaje por las propias experiencias de Ángela Bonilla se tratase.

Aunque todos los escritores sufren la «maldición de su protagonista», no ocurre lo mismo con Bonilla, puesto que Helena, la protagonista de sus dos primeras novelas, no tiene mucho que ver con ella aunque reconoce que puede que, inconscientemente,  le haya dado alguna característica suya. El romanticismo y la fantasía le llaman mucho la atención para crear contrastes, como ha hecho con La dama de la rosa, su tercer título, que ya tiene guion para llevarse a la gran pantalla. 

Situada entre la costa norte de Francia y el sur de Inglaterra, la novela arranca con un sangriento asesinato, el de una ciudadana cualquiera. Sin embargo, cuando la que aparece sin vida y bañada en sangre es la Reina, el Rey considera urgente dar nupcias a su única hija, la princesa Elva; quien ya había asistido a un juego de pretendientes organizado por su padre en el que no se había cumplido el deseo del monarca. Después de una nueva víctima, la figura de La Dama De La Rosa toma protagonismo, y se convierte en amante de los desvalidos hombres que acaban de enviudar.

Amante empedernida de la novela negra y estudiante de Psicología y Criminología en la Universidad Loyola de Andalucía, quizá fue su pasión por esas historias lo que le llevó a estudiar dichas materias: «es un tema que me despierta la curiosidad. Muy morboso. Tenía ganas de hacer una novela como La dama de la rosa y me he lanzado al vacío. Pero también tengo pensado continuar por ahí con mi próxima novela».

Asegura que la mayoría de su inspiración viene de los libros, pero reconoce que su pasión por viajar también le ayuda a crear historias: «soy muy observadora. Voy por la calle y voy mirando a la gente. El cómo se comportan, cómo caminan… me gusta eso«. Así es como se gestan unos personajes que encuentran su razón de ser en la novela negra. A la hora de crear las conversaciones, apunta que esta observación en su día a día le ayuda mucho: «intento que sean lo más naturales posibles, para que el personaje no esté tan alejado de la realidad».

 

Tras su paso por la Feria del libro de Sevilla, nos cuenta que se ha notado un cambio en cuanto a la presencia de mujeres autoras bajo el lema «mujeres de letras tomar».  Nacida un año antes del efecto 2000, pertenece a la generación que ha crecido con Internet, aunque la literatura en los jóvenes educa en valores y ayuda a luchar contra el acoso o el machismo, a pesar de su corta edad ya es capaz de vislumbrar que la literatura es machista en sí misma: «se nota en la literatura y en el cine. La mayoría de los autores son hombres y suelen publicar más a hombres que a mujeres. Supongo que piensan que son mejores».

Uno de sus referentes es Agatha Christie, a la que considera la madre de la novela negra. Le planteamos el supuesto de que pudiera tener la oportunidad de charlar con ella y pedirle consejo, le preguntaría de dónde saca la inspiración y sobretodo si realmente merece la pena seguir adelante. Porque aunque Ángela solo tiene 19 años, ya es consciente de lo difícil que es dedicarse a la literatura. 

Por eso, la pregunta del millón: ¿se pueden compaginar los estudios con la escritura de novelas? «La verdad es que es bastante duro, pero yo siempre digo lo mismo, si quieres hacer las cosas, terminas haciéndolas, sacas el hueco de donde sea. Porque al final son cosas que realmente te gustan y siempre hay tiempo para disfrutar».

La buena noticia es que cuando uno crea historias interesantes, también puede vivir de su adaptación al cine. Es el caso de Ángela Bonilla, que verá convertirse en película su título La dama de la rosa, bajo la dirección de Fernando Osuna «Se puso en contacto conmigo a través de Facebook porque me había visto en una entrevista y le había sorprendido». La joven escritora ha podido leer ya el primer borrador del guion  y reconoce que es bastante fiel a la novela, lo que le parece increíble es ver a los personajes que ella misma escribió, convertirse en actores de carne y hueso «creo que hasta que no esté en el cine, no voy a terminar de creerlo».