Leer a Ángelo Néstore hablando sobre su trabajo es como un manual de inspiración, como una guía sobre la reflexión. Él es poeta, performer y también se dedica al complicado mundo de la traducción en la Universidad de Málaga. Allí, también co-dirige el Festival Internacional de Poesía de Málaga Irreconciliables. Director en la editorial de poesía Letraversal y acumula una gran lista de poesía y teatro.
Uno de sus últimos textos para teatro ha sido un monólogo en homenaje a Gloria Fuertes. Sin embargo, cuando le piden que haga un homenaje a una artista que admira, no lo hace pensando en quien organiza, sino en la propia autora. Una charla para Más de Cultura con el escritor que ya pertenece a una amplia cadena de talento literaria que desencadenó Fernando Garín, continuó Francisco Javier Olivas y sostuvo Alberto Conejero.
Estás aquí recomendado por Alberto Conejero, imagino que es todo un honor ¿no?
La poesía de Alberto Conejero es la razón principal por la cual decidí arrancar el proyecto editorial Letraversal. Recuerdo que un día en 2019 nos reunimos con Pilar Eusamio en la librería Los Editores de Madrid y Alberto leyó unos poemas de En esta casa.
«la palabra a veces es carne, es cuerpo»
Sus textos me removieron tanto que le propuse crear una editorial para publicarlos. Su libro es, de hecho, el primero y, como tal, tiene un valor simbólico y emocional sin precedentes. Es un poco como si me hubiese tatuado su nombre. Y arde.
En tus creaciones vemos poesía, teatro y performance, ¿Te gusta experimentar distintas narrativas o también crees que eso dota al espectáculo de una experiencia más completa al espectador?
El hecho de mezclar poesía, performance o teatro tiene más que ver con la idea de romper las barreras entre los géneros, diluirlas, hacerlas polvo.
«me gusta la idea de manipular mis propios recuerdos»
Creo que trabajar desde cajones cerrados («esto es poesía» o «esto es teatro») empobrece el proceso creativo. Mi único punto de partida siempre es investigar desde lo poético, entendido como espacio plástico donde la palabra vibra de una forma ajena a lo cotidiano e implica compromiso. Y la palabra a veces es carne, es cuerpo.
En Lo inhabitable reflexionas sobre el cuerpo de un hombre que huye de su masculinidad heredada. ¿Qué detalles de tu vida concretos fueron los que te llevaron a crear esta pieza tan sincera?
«Sinceridad» es para mí una palabra resbaladiza. Creo que todo la artista es, en cierto modo, una impostora porque, aunque se quiera representar algo biográfico, la misma memoria se pliega a los códigos de la ficción.
«no considero que sea necesariamente poético un texto por la mera razón de estar escrito en verso»
Y me gusta la idea de manipular mis propios recuerdos, contradecir lo que los ojos han visto o el recuerdo que se ha quedado. Es una forma para estar siempre alerta. Y desde mi obra lo que pretendo es plantear preguntas más que dar respuestas. No creo que tendría la capacidad para hacerlo. En el caso concreto de Lo inhabitable reflexiono sobre el deseo de un cuerpo-otro, un cuerpo abyecto frente al heteropatriarcado, poniendo de manifiesto que, para que la otredad nos transforme hay que desearla.
¿El lector de poesía es como cualquier otro lector o tiene una sensibilidad especial?
Nunca me gustó el pedestal sobre el cual se ha colocado la poesía, simplemente porque no considero que sea necesariamente poético un texto por la mera razón de estar escrito en verso o menos poético un trabajo visual o corporal.
«deberíamos tener en cuenta el privilegio que implica ser leídos»
Y con eso no quiero en absoluto infravalorar la poesía sino, por el contrario, abrazar la idea de que es lo único que nos puede salvar (de nosotras mismas). En cierto modo, me resulta interesante la marginalidad de «lo poético» tal y como la entiendo, su innecesaridad dentro del sistema capitalista y neoliberal, la convierte en un elemento liberador, subversivo.
¿Escribe uno de manera diferente cuando lo hace para ser leído por uno mismo que para otros?
En mi caso sí. Es decir, cuando estoy escribiendo un libro que pretendo publicar suelo tener en cuenta al público lector, sobre todo porque soy consciente de que estoy mercantilizando mi obra, le estoy dando un valor económico, estoy pidiendo algo a cambio.
«La fidelidad en la traducción es un bozal»
Tiene que ver con una forma de respeto y con un pacto que se sella: siempre busco una intencionalidad, que puede ser cuestionar(me), pellizcar(me), desagradar(me), provocar(me), etcétera. Creo que deberíamos tener en cuenta el privilegio que implica ser leídos, lo político que es que otra persona se detenga a tu lado. Y detenerse hoy día es un acto de rebeldía.
Has dicho que alguna vez, en el trabajo de traductor, te ha tocado traducir textos con los que a lo mejor no estabas del todo de acuerdo. ¿No es más complicado ahí darle el sentido que le da el autor para ser fiel en la traducción?
La fidelidad en la traducción es un bozal porque nos acerca a la idea de que solo habría una opción válida, la «fiel» y es una trampa. Todo trabajo de traducción es también político, como cualquier acto de escritura.
Siempre he reivindicado el papel ético de la traducción y el valor de la traductora que, históricamente, ha sido machacado e infravalorado, a nivel simbólico y a nivel económico. Y creo que tiene que ver con el hecho de ocupar un espacio intermedio, un «entre» y, claro, la falta de definición, las escalas de grises, los espacios trans siempre han asustado y se han empujado hacia los márgenes. Podríamos poner infinitos ejemplos, sin alejarnos de la actualidad.
¿Por qué ese homenaje a Gloria Fuertes en Esto no es un monólogo, es una mujer?
El Teatro Cervantes de Málaga me encargó escribir y dirigir un homenaje a la poeta en el centenario de su nacimiento y creo que es algo que a ella no le hubiera gustado. Ha sido una poeta maltratada a lo largo de su vida, infravalorada por cuestiones claramente políticas. Y usar una fecha azarosa para mercantilizar su obra no me agrada o, por lo menos, me hace reflexionar también sobre cómo discursos feminsitas o queer han sido fagocitado por la norma hegemónica y se han convertido en eslóganes, camisetas, bolsas de telas con mensajes, etcétera.
Eres feminista si lo expones, si compras el objeto y lo llevas. Da igual que detrás haya explotación de menores o de mujeres, pero se exhibe. Y lo mismo se ha hecho con Fuertes. Por eso, he decidido jugar con la metaficción para ofrecer un acercamiento crudo e irónico sobre la trascendencia de su figura. El germen de mi trabajo está en sus versos: Y con todos mis respetos./No participo en homenajes póstumos./No admito eso de ignorar a los vivos/y atender a los muertos. Por eso, creo que el homenaje fallido que he planteado le hubiese gustado. Lo he articulado pensando en ella y solo en ella.
¿Cómo se dirige un Festival Internacional de Poesía?
Trabajar en el Festival Internacional de Poesía de Málaga Irreconciliables sería imposible sin la co-dirección de la poeta y gestora cultural Violeta Niebla. Somos dos personas con gustos bastante «irreconciliables», pero con una idea de poesía, en el fondo, muy parecida.
Por eso nos resulta muy fácil organizar un evento que quiere ser en cierto modo gamberro, quiere provocar, enfrentar distintas formas de concebir la poesía y, sobre todo, brindarle al público «experiencias poéticas no convencionales», a través de medios y lenguaje distintos, capaces de dialogar con la poesía tradicional, entre ellos, la música, la performance, las tecnologías, el teatro o el spoken word.
¿En qué proyectos estás metido actualmente?
Estaba de promoción de mi último libro, Hágase mi voluntad, que publicó Pre-Textos a finales de febrero. Solo me dio tiempo de presentarlo en Canarias y en Granada. Ahora estoy escribiendo algo nuevo, con el título provisional No amarás, una reflexión en torno al amor desde una perspectiva política y no romántica.
También me han encargado adaptar para la escena un cuento que publiqué hace poco en la antología Asalto a Oz (Dos Bigotes, 2019), Desfloración.
¿Un verso o frase tuyo o de otro escritor que tengas siempre presente?
La rosa, decía e. e. cummings, qué perfecta es con manos asesinas.
¿Te apetece seguir con nuestra cadena de talento? ¿Nos recomiendas a alguien?
Victoria Borrás, editora de Amor de Madre.
¿Más de cultura y menos de qué?
Más de cultura y menos de romanticismo.
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