Con motivo del lanzamiento del nuevo trabajo de Irene Márquez, que más que un cómic se trata de un estuche contenedor en formato libro, os queremos recomendar cómics y viñetas para levantaros el ánimo. Eso sí, abstenerse desertores del humor negro, porque lo vais a encontrar a mansalva.

Irene Márquez, artista a la que entrevistamos hace un tiempo en la revista, trabaja para publicaciones como El Jueves, y sus viñetas son para leerlas con la mano tapándote la boca porque sabes que está mal. De ahí viene la portada y el título de su nueva publicación: Esto no está bien. Aquí encontraréis un álbum de tiras cómicas de 80 páginas, un cómic grapa, otro álbum más, un cómic desplegable, una serie de cuatro tarjetones y un póster. Vamos, que vais a tener Irene Márquez para rato. A mi se me va a quedar corto, ya os lo aseguro.

Siguiendo recomendaciones de Autsaider Cómics, os traigo a Cowboy Henk, un híbrido entre Elvis y Johnny Bravo que comparte protagonismo con Tintín por ser de origen belga. Aunque debe ser lo único que tienen en común, porque aquí el humor inteligente frecuentemente se mezcla con el escatológico. Hijo rebelde de los autores Kamagurka y Herr Seele, se ha adaptado como dibujo animado y hasta tiene su propia cerveza y estatuas en plazas. Nació como tira cómica en 1981 para el periódico De Morgen, pero no recibió una buena acogida por su humor subido de tono. Tras este fracaso, pasó a publicarse en un semanario llamado Humo, donde encontró su público objetivo y se convirtió en todo un éxito.

 

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Si cuando he mencionado a Autsaider Cómics has sentido chispitas en el estómago, reconocerás la portada (y seguramente el libro entero) de El club de las chicas malas. Si no lo conoces pero te gustan las bizarradas, las riot grrrls y el cine noir, estás en el lugar indicado. Ryan Heshka ha conseguido que el rosa se convierta en un color de «empoderamiento a hostias». Denuncia social mezclada con surrealismo pop que más que humor negro te va a generar sorpresa. Mujeres que están hasta los ovarios y no se andan con chiquitas. Dicen tacos, fuman, beben y se vengan de un alcalde asqueroso que está obsesionado con ellas. Antisistema de cuna, así son las chicas malas.

Del empoderamiento a lo bestia nos vamos al mundo de las verduras. Sí, verduras y otros alimentos. Roberta Vázquez ha conseguido crear un universo millennial protagonizado por un pimiento loco, un plátano ligón, un helado de fresa runner y una pizza youtuber. Todos tienen en común que son unos auténticos losers del sistema: viven a la sombra de Internet, encerrados en pisos enanos porque ups! también tienen precariedad laboral. La definición exacta de millennial típico, vamos. Aunque su título pida ¡Socorro!, es sólo un delirio entre carcajada y carcajada.

 

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De otro drama millennial habla @Becaria en Historias de una becaria incorrecta: El del eterno becario. Al igual que los falsos autónomos, el becario eterno parece que no existe a ojos de gobiernos, universidades y demás instituciones. Menos mal que existe el cómic para introducir entre chiste y chiste una buena dosis de realidad.

 

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Con la sátira social despedimos este artículo. Y además, de la mano de un referente como Paco Alcázar. Una dosis de Apocalipsis surrealista para combatir al que vemos cada día a través de nuestras ventanas. El manual de mi mente es un esperpento, como la vida misma. Igual todavía los neurocirujanos no reparten pizzas, ni existen hombres con lenguas en la frente, pero con el tiempo, quién sabe. Yo desde luego, prefiero leerlo en un cómic.

 

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