Bradbury describió en lo que se convertiría la literatura si nos dejábamos guiar por los fanatismos

Se cumplen 98 años del nacimiento de unos de los grandes nombres de la literatura de la Ciencia Ficción. Ray Bradbury nació un 22 de agosto de 1920, en Waukegan, una localidad de Illinois en Estados Unidos.

Maestro de las palabras, también fue, sin pretenderlo, inventor. Ya hemos hablado en estas líneas de las predicciones que pueden llegar a elaborar los escritores, muchas de ellas algo macabras, como las de Stephen King.

El sueño de este creador de historias fue vivir en Marte, lo que no sabía es que no iba tan desencaminado si en 2018 encontrarían agua en el planeta rojo.

Pero además de sus deseos, también tuvo ideas poderosas, por ejemplo las que surgieron con su novela [amazon_textlink asin=’8490321477′ text=’Fahrenheit 451‘ template=’ProductLink’ store=’masdecultura-21′ marketplace=’ES’ link_id=’5c3d46f0-9bd1-11e8-9838-cd4636c73d12′]. Algunas simples, como que sus personajes ya llevaban unos audífonos con micrófono para hablar entre ellos, precursores de lo que hoy son los auriculares.

Una sociedad, la de la novela, invadida por las pantallas planas, que en 1953 todavía eran ficción, y que se comunicaba a través de un muro digital, lo que denota que Mark Zuckerberg debió leer también esta novela.

Los bancos le deben mucho a Ray, porque aunque en los cajeros que él inventó no se sacaba dinero, si se podía obtener información financiera de los usuarios.

Tuvo sueños, y también miedos, por eso la quema de libros en Fahrenheit 451, por su miedo a que las ediciones escritas dejaran de existir. Por suerte, a día de hoy, a pesar de los [amazon_textlink asin=’B0186FET66′ text=’e-readers‘ template=’ProductLink’ store=’masdecultura-21′ marketplace=’ES’ link_id=’ed1c3939-9bd1-11e8-8267-f38ccc363acb’], la gente sigue apostando por el papel. Curioso es que un inventor y fanático de ideas tecnológicas para su futuro, nunca tuviera un ordenador en casa.

Con unas redes sociales que nos merman la inteligencia y prostituyen la literatura reduciéndola a caracteres, hashtags o trending topics, Ray Bradbury describió en lo que se convertiría la literatura y la inteligencia si nos dejábamos guiar por los fanatismos. Y vaya, si nos dejamos llevar.

Guy Montag, uno de esos bomberos participantes de la quema de libros que describe la novela, podría ser hoy ese Mosso d’esquadra que ya no entiende de que lado está. O ese votante que no confía en la democracia con su papeleta en la mano. Una anciana, se inmola en las letras de la novela encendiendo su propio fuego y quemándose con sus propios libros ¿les suena?

Hoy no nos detendrían por leer información que no nos corresponde, pero si nos detienen por mostrársela al mundo, más si cabe si es capaz de levantar ampollas en 140 caracteres.

Cada vez menos “hombres sabios”, los “rebeldes” de la novela de Bradbury, los que fueron los salvajes para [amazon_textlink asin=’8497594258′ text=’Aldous Huxley‘ template=’ProductLink’ store=’masdecultura-21′ marketplace=’ES’ link_id=’2ca0cb2a-9bd3-11e8-9637-952b730250e8′] y que son capaces de memorizar lo que hay en los libros, aunque tengan prohibida la capacidad de consultarlos.

Y aunque la predicción esté clara en 2018, el propio escritor dijo en una ocasión que no había tratado de hacer predicciones sobre el futuro, “sino avisos”. Y qué razón tenía, porque ya entonces aseguraba que vivimos en un mundo “que nos absorbe con sus normas y la burocracia”. Seis años después de su muerte, el mundo no ha cambiado mucho. Las personas, tampoco.