Rosa Navarro Durán desde luego es filóloga, catedrática emérita, miembro del Jurado del Premio Princesa de Asturias de las Letras -antes del Príncipe de Asturias…una eminencia en nuestro país. Pero al conocer su impresionante trayectoria te das cuenta de que todo viene de una pasión que no puede contener y la ha arrastrado durante años a noches sin dormir, le encanta investigar, resolver enigmas. Rosa Navarro es la Sherlock Holmes de la literatura española.

¿Quién sino un/a investigador/ra iba a analizar con toda la meticulosidad del mundo, palabra por palabra, una obra considerada categóricamente anónima? Rosa Navarro publicó en 2004 un trabajo donde a partir de argumentos históricos, cronológicos, léxicos e ideológicos contrastados con otros especialistas, también locos por la lengua y la literatura, atribuye la autoría de El Lazarillo de Tormes a Alfonso de Valdés -escritor judío converso seguidor de Erasmo de Rotterdam.

Pueden imaginar que sus argumentos tienen apoyos pero también contraargumentos. Aunque el libro ya se ha vuelto a publicar con el nombre del autor investigado por Rosa Navarro, hay quienes reniegan…pero este hecho no para a esta eminente profesora a seguir con su trabajo.

Quizá Rosa Navarro pase a la historia por este laborioso descubrimiento, pero a mi lo que me llama poderosamente la atención de su enorme amor por la literatura es su vocación por acercarla a los más pequeños. Porque además lo hace a partir de una tarea ímprova, valiente y genial: lleva a los grandes autores, las obras universales de la literatura las adapta al imaginario infantil y les deja con la boca abierta.

Libros como «La Eneida contada a los niños» o «Quién es Don Quijote de la Mancha», «Hamlet», «Romeo y Julieta», «Quién es Ulises»… En una entrevista Rosa Navarro cuenta que ella hace con los clásicos como los jíbaros con las cabezas: «no cambiar los rasgos, simplemente reducir su tamaño».

Una labor que tampoco está exenta de polémicas pero que no arredra a esta autora. Cuando una vocación como la suya, que es la de conseguir que todos, desde los más pequeños, se apasionen por las historias, nadie la parará. Y menos mal, porque consigue lo inaudito y es que cuando se rodea de niños charlan, cara a cara y con pasión sobre los grandes personajes de la literatura universal. Porque ha conseguido que gocen con los clásicos, los entiendan, queden atrapados por sus historias.

Estoy segura de que Rosa Navarro no se equivoca al señalar al autor del Lazarillo de Tormes y esto es algo histórico, pero por lo que yo la veneraré siempre será por haber despertado en mis hijos la inquietud de saber dónde está Troya y cómo entró un caballo en una fortaleza.