Un mundo onírico que fomentaba el contacto de los niños con la naturaleza

El 11 de febrero se celebra desde hace años el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, sin embargo otro 11 de febrero, en Suecia, nacía una niña muy importante para el mundo del arte. En concreto en 1874 nació Elsa Beskow, ilustradora y también autora de libros infantiles, que creó un estilo propio con sus dibujos.

Natural de Maartman, fue una de las artistas infantiles más reconocidas del país, llegando a editar cartillas y cancioneros para las escuelas. Estudió en la Facultad de arte, artesanía y diseño Konstfack, en Estocolmo, y de los seis hijos que llegó a tener, Bo Beskow, también se vio seducido por el mundo del arte y se convirtió en pintor. La artista creó un libro ilustrado para cada uno de sus hijos.

En los más de los 40 títulos propios que publicó, destacaban todos los detalles que favorecían a potenciar la imaginación del lector y los ambientes oníricos que creaba con su naturaleza. Un estilo perteneciente al Art Nouveau con inclusiones constantes de duendes y elfos que en mundos donde se relacionan con niños y niñas.

Temáticas basadas en la relación de los niños con adultos y con la naturaleza y la decoración siempre presente. Una temática que viene muy a cuento, ya que hablamos del contacto de la niña con la ciencia, puesto que en sus historias siempre intentaba incentivar el contacto de los niños con la naturaleza.

Sus estudios de botánica le ayudaron a conseguir los ambientes realistas de sus ilustraciones y combinaba todo tipo de colores para completar sus bosques con animales, plantas y setas, éstas últimas un elemento que se convertiría en su marca personal. De hecho, Children of the Forest, un libro con representación de setas, hongos y habitantes del bosque fue uno de sus libros más vendido.

La artista fue relevante no solo para la literatura y el arte, sino también para el movimiento de mujeres suecas, que crecía con fuerza en su época. Su educación liberal se ve reflejada en sus libros ilustrados, como por ejemplo en «El festival de las flores», un libro escrito en el 1914 que ya abogaba por la libertadd de expresión para todos.

Una artista tan importante y revolucionaria en su país, que incluso cuentan con unos premios con su nombre. Los Elsa Beskow, fundados en 1958, se otorgan cada año al artista con el mejor libro ilustrado del año.

Un país especialmente dedicado a las publicaciones de libros infantiles que nos ha dado personajes tan míticos como Pipi Calzaslargas (que sí, era sueca). Sin embargo Elsa Beskow se convirtió en la ilustradora de libros infantiles más querida de Suecia, trasladando con sus dibujos al lector a la Suecia del siglo pasado. Una colección de novelas que transcienden en el tiempo y que se han convertido en auténticos clásicos.