Si pienso en el digital y en el concepto «día de la madre», lo primero que se me viene a la cabeza es un nombre: Mi casa en cualquier parte. Detrás de  Mi casa en cualquier parte se encuentra Elena, una diseñadora gráfica de Bilbao que a través de las líneas de su blog y su perfil en Redes Sociales nos cuenta el día a día de su maternidad y de su profesión.

Por ello, no tenía duda en que quería hablar con ella en este Día de la Madre. Porque en su blog y en su Instagram (@micasaencualquierparte) podría pasar horas, allá vamos…

Mi casa en cualquier parte es el nombre de tu blog, y el que utilizas en las distintas redes sociales. ¿Cómo surge este nombre?

Abrí el blog mientras trabajaba como directora creativa y de proyectos de mi propia agencia de desarrollo web. Mis clientes eran señores muy serios provenientes de mundos también muy serios como la universidad, la biotecnología y la máquina-herramienta. Así que yo necesitaba tener un rincón propio donde explorar y dar rienda suelta a mi creatividad más “doméstica”.

El nombre tenía que ser un reflejo del momento vital que yo estaba atravesando, así que me debatía entre el ensayo “Una habitación propia” de Virginia Wolf y la canción “Mi hogar en cualquier sitio” de Antonio Vega. Al final ganó Antonio. Pero lo alteré un poco para que no me acusaran de plagio, jajaja.

¿En qué momento decidiste que sacar tu blog adelante?

El blog nació sin ninguna pretensión más allá de mi disfrute personal. En ningún momento me planteé el objetivo de monetizarlo o profesionalizarlo. Pero lo que sí es cierto es que desde el principio me lo tomé muy en serio y me marqué un calendario editorial que no me saltaba ninguna semana. Sentía que me lo debía a mí misma y a la gente que empezaba a seguirme.

¿Te ha dado alguna ventaja haber estudiado y trabajado en el sector de la publicidad a la hora de encontrar tu hueco en este mundo online?

Sin lugar a dudas. Al final en RRSS nos valemos de la imagen y la palabra, que son dos aspectos que trabajamos constantemente en el mundo de la comunicación y la publicidad a través de múltiples herramientas. Una buena imagen y un copy trabajado son esenciales para transmitir tu mensaje y llegar a tu público objetivo.

Además, a las personas que trabajamos en comunicación no nos asustan conceptos como “estrategia”, “analítica” o “plan de comunicación”, lo que nos hace jugar con cierta ventaja sobre las personas que vienen de mundos completamente ajenos y tienen que aprenderlos de nuevas.

No obstante, te diré algo: por mucha teoría que sepamos o creamos saber los de nuestro gremio, el método ensayo y error nos une e iguala a todos, propios y ajenos.

¿Recuerdas la primera publicación que hiciste en Redes Sociales?

La primera red que utilicé fue Facebook y lo hice a nivel personal, para compartir noticias y momentos con amigos que estaban lejos. Luego me cambié de casa y me enganché completamente a Pinterest buscando ideas de decoración. Con Mi casa en cualquier parte llegó mi página de Facebook, donde movía los posts que publicaba en el blog, y finalmente llegó mi adicción a Instagram. Mi primera foto fue una roller pizza que hice en casa, fruto de un antojo bestial que me entró embarazada de 6 meses de mi segundo hijo.

¿Cuántas horas al día le dedicas a tu Marca Personal?

Me resulta muy difícil de cuantificar porque la marca personal es algo que se trabaja constantemente: la ropa que te pones, las lecturas que elijes y compartes, los temas de los que hablas, los clientes con los que trabajas, las formaciones que realizas, hasta los eventos a los que decides asistir… todo habla de ti y le dice al mundo quién eres. Y cuando digo “trabajar” no me refiero a “impostar”. Es un trabajo continuo.

¿Alguna vez has sentido la “obligación” de subir un contenido? ¿Dónde está el límite entre el contenido “real” y la “ficción” para los seguidores?

En eso soy súper estricta, quizá porque al no vivir exclusivamente de ello, me puedo permitir el lujo de decidir con qué marcas colaboro y con cuáles no. Y créeme si te digo que son bastantes más las que rechazo que las que acepto.

Si de partida es una marca que yo misma no consumiría, no me veo capaz de prescribirla. Yo recomiendo un montón de libros, planes, marcas… que no me pagan por ello, pero lo hago porque me gustan las personas, los mensajes o los valores que hay detrás. Con las colaboraciones remuneradas, me tiene que pasar lo mismo. Si no, no las hago. Al final no dejas de tener una responsabilidad con la gente que te sigue.

Además hay otra razón de peso: cuando la obligación entra por la puerta, la creatividad salta por la ventana. En alguna ocasión he aceptado colaborar con marcas que no me han dejado probar el producto para crear la historia desde mi propia experiencia y me han impuesto hasta el “copy”. Esa falta de libertad me hace sentir tan incómoda que el resultado es inevitablemente pobre. Flaco favor me hago a mí misma, a la marca que me paga y a las personas que me siguen. Pero de todo se aprende.

¿Cuál ha sido el comentario o mensaje que más te ha emocionado? ¿Y el que más te ha divertido?

Lo que más me gusta es cuando me dicen que llego a la gente, que se han reído o llorado con tal o cual cosa.

Una de las publicaciones que más comentarios ha tenido en Instagram ha sido la de mi donación de pelo. Yo tenía una melena muy larga que doné para la elaboración de pelucas para mujeres en tratamiento oncológico que no tienen recursos para pagarlas, ya que las de pelo natural son muy caras. Subí el vídeo de cómo me cortaban la melena en la peluquería y se desató una ola de apoyo que me sobrecogió. Hubo hasta adolescentes (que no suelen ser mi público) que me dijeron que se habían animado a donar después de ver los vídeos. Me pareció precioso.

Por otro lado, a mí me gusta mucho utilizar el humor, así que cuando alguien me dice que se ha hecho pis de la risa (así, finamente) con alguna bobada que he subido a Stories, me encanta porque yo misma utilizaría esa expresión.

También hace tiempo hubo una chica que me dijo que yo enseñaba cosas tan bonitas de Bilbao que se estaba pensando dejar su curro y su ciudad y venir a vivir aquí. A mí aquello me enorgulleció y aterró a partes iguales. A ver si luego me iba a perseguir por todo Bilbao para pedirme cuentas después de cometer tal locura, jajaja.

44K de seguidores son muchas personas… ¿Alguna vez te han reconocido por la calle?

Sí, varias veces. La primera vez fue en Oviedo en un congreso que se llamaba Punto Mom (ahora Bloggever). Una chica se levantó en un auditorio de 400 personas y señalándome me gritó: “Tú eres Elena de Mi casa en cualquier parte. Me encantan tus disfraces!”. Casi me muero.

Donde curiosamente siempre me encuentro con alguien que me reconoce es en el fútbol. Este fenómeno lo tengo que analizar en profundidad, jajaja.

Ahora, sí o sí tienes que decir la verdad, ¿cuál es el límite de tu marido a la hora de repetir fotos?

No voy a negar que este tema nos genera tensión, pero no tanto porque yo le pida que repita las fotos sino porque le urjo a que las haga rápido. Me da mucha vergüenza posar en sitios públicos. Más de una vez hemos acabado mosqueados por este tema, sí.

De todas formas, él también se aprovecha de otra situación y es que yo suelo hacerme muchos autorretratos con el trípode y el disparador remoto. Cuando luego le dicen “Vaya foto más bonita le hiciste el otro día a tu mujer” se calla como un muerto, así que intuyo que tampoco está tan incómodo en el papel de #ighusband.

¿Te atreverías a dar el salto a youtuber?

No es algo que me haya planteado. Me siento más cómoda con la fotografía y la palabra escrita. Aunque nunca digas nunca. Por el momento IGStories e IGTV me permiten ir explorando el formato vídeo.

Lógicamente hablando de la maternidad en tus redes sociales, tus hijos suelen ser protagonistas de tus publicaciones. ¿Tienes límites a la hora de hablar de ellos?

Por supuesto. Para empezar, los límites que atañen a su seguridad física e íntima. Y para continuar, los que se refieren a su dignidad. Por muy graciosas o visuales que a mí me parezcan ciertas situaciones o expresiones, no me perdonaría que mis hijos al crecer se sintieran avergonzados al verlas expuestas ante otros. Hay muchos detalles que tienen que quedarse en la intimidad familiar. Y ese es un aprendizaje que hago yo con ellos. En un futuro no muy lejano tendrán que hacer un uso responsable de sus propias redes. Me gusta pensar que yo ya estoy a su lado asentando las bases para ayudarles a dar los primeros pasos en ese camino.

¿Temes la adolescencia tecnológica de tus hijos?

No, en absoluto. De hecho creo que el conocer tan bien las redes sociales me va a dar recursos y herramientas para acompañarles mejor en su uso. No creo que sea muy distinto a hablarles del sexo o las drogas. Están ahí y querrán hacer uso de ellas. Nuestra labor es exponerles los peligros y los beneficios, dejar claros los límites y fomentar un uso responsable. Y eso pasa por darles también libertad. No creo que sea bueno educarles en el miedo o la prohibición.

Lo realmente difícil de todo ese proceso no es la educación tecnológica, sino la emocional. Ésa es la que muchas veces me abruma por la responsabilidad que conlleva.

¿Cuánto de real tiene conciliación laboral en nuestro país?

De real tiene poquito o nada. Es un tema que personalmente me enerva. Al final la conciliación se consigue a base de chequera o de renuncias profesionales y personales. Y, ¡oh, sorpresa!, renuncia es femenino. A mí me gusta decir que las madres tenemos que gritar hacia arriba, para que nuestros líderes incluyan la conciliación en sus programas y tomen medidas efectivas, pero también hacia los lados, para que nuestro entorno haga lo propio y entienda que también es su problema.

¿Alguna vez has usado tus RRSS como consultorio ante temas que te preocupaban referentes a tus hijos? ¿Es una manera de contrastar opiniones y ver que esos problemas que tú tienes y callas también lo tienen otras madres?

No suelo pedir ese tipo de consejos a través de las RRSS. Ante la duda, suelo recurrir a mi hermana o a amigas que tienen hijos mayores.

Lo que sí me parece importante es no mostrar una imagen idealizada de la maternidad porque puede generar mucha frustración. La crianza y la maternidad tienen momentos muy duros. Por favor, no les pongamos música de violines.

Cuando por la noche vas a un restaurante a cenar y pides alcachofas o te pides una tónica (sin ginebra y sin nada), ya eres oficialmente una madre. ¿Cuál es la frase que te decía tu madre que tú ahora repites a tus hijos?

Soy muy fan de las frases de madre. Últimamente repito mucho la de “Como vaya yo y lo encuentre”.

¿Cómo es un día en tu vida?

Me hace gracia porque mucha gente se piensa que voy de sarao en sarao, pero la realidad es que mi vida es bastante menos trepidante. Por las mañanas, hasta las 15.00 o 16.00, trabajo en el que coworking que comparto con otros profesionales del diseño, el marketing y la comunicación. Después en casa dedico un par de horas al blog y las redes: planificar contenidos, contestar emails, grabar vídeos, hacer fotos, redactar textos… Y luego, cuando los niños vuelven del cole y las extraescolares, llega la hora Warner: baños, cenas, cuento… Y sólo algún jueves, de cuando en cuando, acudo a algún evento, presentación o charla.

¿Cuáles son tus referentes tanto personales como profesionales?

No soy muy mitómana, la verdad. Me fijo más en la gente normal que, haciendo cosas normales, logran inspirarme de manera extraordinaria. En lo personal tengo un referente muy claro: mi tía Marisol. De ella aprendí asertividad antes incluso de saber que existía esa palabra y lo que significaba.

En el mundo de las RRSS me encanta Bea Gaspar de @conbotasdeagua y @hellocreatividad. Tiene una sensibilidad extraordinaria para la fotografía familiar. De ella también me gusta la naturalidad con que aborda todo. Grandes dotes de comunicación y cero postureo.

¿Qué planes de futuro tiene Mi casa en cualquier parte?

Sobrevivir, jajaja. Para este año tenía previsto rediseñar el blog y reorientar ciertos contenidos. Espero que 2020 me pille con los deberes hechos.

Tienes una sección dedicada a literatura infantil, ¿qué características buscas en un libro infantil?

Hay dos cosas esenciales: que tengan una buena ilustración y que eduquen en valores. Hoy en día hay unos álbumes y cuentos ilustrados maravillosos con unas historias muy inspiradoras. Tanto a mis hijos como a mí nos encantan los de Oliver Jeffers, por ejemplo.

Y dejamos un poco de lado esa parte infantil, ¿puedes recomendarnos el último libro, canción, película, obra de teatro, o cualquier expresión artística que te haya emocionado?

Uf, yo me emociono con bastante facilidad con cualquier expresión artística. Recuerdo que hace unos meses se me saltaron las lágrimas en un concierto de Crystal Fighters cuando mezclaron sus ritmos electrónicos con el sonido de la txalaparta y la danza tradicional vasca. Consiguieron una atmósfera tan inesperada como emocionante.

Si pudieras describir tu momento actual con una frase de cine, ¿cuál podría ser?

– ¿Hay más cosas que yo debería saber y que no sé?

– Mogollón.

Nuestra revista se llama Más de Cultura. ¿Más de cultura y menos de qué?

Menos mediocridad. Muchas veces tengo la sensación de que como sociedad nos exigimos poco, nos conformamos con nada y aupamos a referentes con poco o ningún talento.

Gracias Elena por tus respuestas.