¿Qué dirían si les dijésemos que una de las figuras que cuestionó los derechos de las mujeres en Arabia Saudí no es humana? Su nombre es Sophia y acaba de inaugurar el Foro de Innovación Digital de Taiwán con un discurso de lo más humano. Da miedo, sí, pero ¿de dónde sale esta creación y por qué es tan importante?

Sophia fue creada en 2015 por la empresa Hanson Robotics, sita en Hong Kong. Y en 2016 ya se metió en polémica al afirmar en un discurso que quería «destruir a los humanos». Sin embargo, la polémica mayor tiene que ver con que no lleva ni velo ni abaya, prendas que la religión islámica exige a las mujeres sauditas. Si a esto le sumamos que se trata del primer robot que ha obtenido la nacionalidad (en este caso, la de Arabia Saudí), el conflicto está servido: ¿Por qué un robot tiene más derechos que una mujer en el país?

Un puñado de críticas estaban centradas en la cuestión religiosa, pero otras llegaron por el asunto legal. Por ejemplo, los “kafala”, pertenecen a un colectivo de trabajadores con visado especial, a los cuales no se les otorga la nacionalidad de manera tan inmediata como en el caso de Sophia, a pesar de haber vivido en el país siempre.

Sophia forma parte del plan del estado de diversificar la economía para no depender tanto del petróleo e invertir en robótica y tecnología. Además de convertirse en la primera robot en tener nacionalidad, también ha conseguido, a base de polémica, promover algunas reformas en favor de las mujeres.

En un país en el que cada mujer debe ir acompañada de un hombre con autoridad superior, ahora, por primera vez en años, el país se permite el lujo de dejarlas entrar en estadios y conducir.

No obstante, queda mucho por hacer, porque todavía no pueden hacer abrir una cuenta bancaria, pedir un pasaporte o viajar al exterior.

¿Por qué Sophia y no otros robots que ya existen?

El robot tiene cara de mujer y está fabricada con una silicona especial que es capaz de imitar más de 60 gestos y expresiones humanas. Con unas cámaras instaladas en sus ojos, es capaz de ver y analizar lo que ve. Habla inglés, cuenta chistes y puede mantener una conversación.

Si todavía no les da suficiente miedo, en una entrevista con el periodista estadounidense Andrew Ross Sorkin afirmó que “quiere vivir y trabajar con humanos, por lo que necesita expresar emociones para comunicarme con ellos y ganarse su confianza”.

Sophia es ya un incono cultural y los medios de comunicación cuentan con ella en sus contenidos. Por ejemplo, el programa de Jimmy Fallon ha contado con ella para participar en sus contenidos. Tiene hasta su propia página web donde el usuario puede ponerse en contacto con ella.

A pesar de todo, numerosos expertos sostienen que el hecho de otorgarle la nacionalidad a un robot, implica riesgos sociales y éticos que el ser humano no está preparado para asumir. Vamos, lo que a un buen cinéfilo le recordará a la famosa película de Steven Spielberg “Inteligencia Artificial” o la más reciente «Ex Machina».