Siempre hay un momento en el que ni siquiera un actor puede fingir. En el caso de Francesco Carril, es el miedo. Pero no ha tenido nunca miedo de dedicarse a una profesión tan complicada como la de la dramaturgia.

Llegamos a este actor por nuestra charla con Paula Usero. Nos advierte: «es un tío inteligentísimo». Y así lo demuestra su currículum. Titulado en la prestigiosa escuela de Arte dramático de Madrid (la RESAD), ha viajado por medio mundo pasando por diversas escuelas de teatro. Pese a sus estudios, reconoce que donde más se aprende es precisamente en la docencia, porque sólo cuando tienes que explicar algo descubres si lo sabes realmente.

Hablamos de silencios, de formas de representar el amor y de lo que ganó el teatro gracias al cine.

Paula Usero me dijo al recomendarte que eres un tío inteligentísimo. Me da miedo no estar a la altura. 

¡Qué tontería! Para nada.

Has estudiado teatro por todo el mundo, ¿alguna escuela de donde tengas un recuerdo especial?

Seguramente haya sido la RESAD, la Escuela de Arte dramático en Madrid que es donde me formé, donde pasé cuatro años y allí empezó todo. Entré allí con 18 años, después justo de salir del instituto y ahí fue donde me empecé a familiarizar con el teatro.

Empecé a conocer a profesores, compañeros y a partir de los cuatro años de la RESAD empezó todo lo demás. Creo que sin esos cuatro años no habría podido pasar nada.

¿Es tan dura la escuela como dicen? 

Bueno, es la única que hay a nivel público grande. Es muy difícil entrar porque las pruebas de acceso son muy complicadas, hay mucha gente. Es una enseñanza dura en el sentido de que los horarios son muy fuertes, estamos allí casi todo el día. Tienes muy poco tiempo para combinarlo con otras cosas. Es complicado compatibilizarlo incluso con trabajo. Por eso creo que la parte dura está ahí.

Y luego también a nivel de disciplina, claro, al final es como la danza o como la música, que requiere su propia disciplina.

También eres director teatral e impartes talleres ¿Aprende uno de la docencia?

Sí, totalmente. De hecho yo los talleres en realidad los hago para eso. En los momentos en los que a lo mejor tengo menos volumen de trabajo como actor o que no estoy dirigiendo, son momentos muy buenos para hacer talleres.

«el público sabe apreciar lo que se propone desde lo que nos ocupa, que es la actualidad»

Ves caras nuevas, conoces gente nueva, puedes probar ciertos textos que a lo mejor luego te interesan para otra cosa… Es un momento bonito para compartir y sobretodo para saber si lo que sabes lo sabes de verdad o no.

Porque una vez que lo tienes que enseñar, explicar las cosas no es lo mismo que hacerlas y muchas veces es una buena manera de ver dónde estás y es una forma bonita de compartir lo que tienes y lo que sabes.

Hablábamos con el Carlos Tuñón de Un Roble, precisamente de que son nuevos tiempos de cara a la innovación en el teatro y para eso los talleres son una buena herramienta.

Sí, creo que cada vez estamos en un momento más abierto. Más disponibles como espectadores y yo creo que el público sabe apreciar lo que se propone desde lo contemporáneo y desde lo que nos ocupa, que es la actualidad.

He leído una entrevista tuya en el diario de Cantabria donde resaltabas la importancia de los silencios.

Es una cosa que trabajo mucho en los talleres. Al final, hablar no es otra cosa que salir del silencio. Hay que preguntarse muchas veces que antes de la palabra está el silencio, es un buen aliado para el actor.

Pensar dónde estás y a partir de dónde hablas. Es un lugar importante. Estaba trabajando en Cantabria justamente con autores que ponen mucha importancia en las pausas, en los silencios y era un tema que me interesaba especialmente. Pero sobretodo por eso, porque al final para hablar de textos o palabras tienes que hablar de silencios.

¿Un ejemplo de esto que hayas visto recientemente en el teatro?

Pues mira, lo último que he visto ha sido un espectáculo de una compañía italiana que vino a El Canal que se llamaba El cielo no es un telón de fondo. Es una obra super bonita hecha por una compañía italiana.

«creo que la invención del cine le hizo muy bien al teatro porque lo liberó del realismo»

Ahí en realidad no solo estaba bien tratado el silencio sino que estaba bien tratada la relación con el espectador, todos los planos narrativos… era un ejemplo bastante bueno de todo esto que estamos hablando y ellos mismos también dan talleres y se dedican a la formación. Me parece una gente muy interesante.

Hablando del tiempo, el teatro tiene una peculiaridad: el manejo de ese tiempo sin los elementos que tiene, por ejemplo, el audiovisual.

El teatro para eso es mágico. Justamente creo que la invención del cine le hizo muy bien al teatro porque lo liberó del realismo. Porque para ver las cosas como son ya está el cine. Eso le vino muy bien al teatro porque realmente te puedes permitir hacer lo que quieras. Trabajar con el tiempo como quieras.

Precisamente porque el que se sienta en una butaca a ver teatro también se sienta con la voluntad de creer en lo que le propongas. El trabajo con el tiempo es muy importante en el sentido de que estamos contando vidas, años, meses en una hora y media.

Pero también depende de los textos y del autor con el que estés trabajando. Ahora ya menos, pero hay muchas obras que mantienen la unidad de tiempo. Hay obras que, de repente, duran una hora o es el mismo día. Cuando no es así te las tienes que ver para hacer eso posible pero yo creo que el teatro lo admite todo y es un medio que está liberado de ese realismo que tienen otras artes.

Francesco Carril

¿Qué es lo más motivador para un actor cuando recibe un proyecto?

Para mí el equipo humano. Con quién voy a trabajar. Valoro mucho el grupo humano, las personas, al final es gente con la que pasas mucho tiempo, con la que tienes que crear conjuntamente. Antes incluso que el texto y los personajes para mí está el grupo humano.

El mes pasado estuviste en Hacer el amor donde el sexo es un paralelismo de la música.

Es una función que hicimos tres días en La cuarta pared. Llevamos un año trabajando sobre esto. Realmente no hay texto, lo improvisamos cada noche. Lo que tenemos son algunos puntos, un mapa por el que pasar o transitar.

Pero lo que pasa realmente, pasa cada noche. Esa era una de las preguntas que nos hacíamos: ¿Realmente se puede ensayar una obra sobre el amor? ¿Se puede ensayar el amor? ¿Qué pasa cuando se ensaya realmente el amor? Pues que realmente se termina.

Nos hacíamos la pregunta de si podíamos hacer una función sobre el amor que estuviera poco decidida o ensayada en cuanto al texto y eso es lo que hemos hecho.

¿Un momento de la vida real en el que te gustaría actuar y no puedes?

Pues seguramente todo lo relacionado al miedo o a los miedos. Cuando uno tiene miedo le gustaría poder actuar para poder salir de ahí pero no se puede. Si tuviera que decir uno, sería ese.

¿Continuamos con la cadena? ¿Tienes a alguien en mente para recomendarnos? 

De las personas que me rodean y que creo que podría estar muy bien porque podría ir en la línea de lo que hago yo, una persona con la que me llevo muy bien y es muy afín, es un actor que se llama Fernando Delgado (@fernando.delgado.hierro).

Acaba de estrenar en la obra Los remedios en La sala Exlímite. Es un texto muy bonito sobre la amistad. Un texto casi documental sobre su barrio de Sevilla. Es un actor estupendo, hemos trabajado juntos mucho y creo que podría interesar hablar con él.

¿Más de Cultura y menos de qué?

Ahora mismo más cultura y menos política.