Parece ser que life in plastic ya no es tan fantastic, y después de haber sido el juguete predilecto (obligatoriamente predilecto más bien) por las niñas, la muñeca Barbie está en números rojos. Aún así, su imagen sigue dando de qué hablar y Margot Robbie va a producir y protagonizar una película sobre ella.

Pero, ¿de dónde nace la increíble historia de la muñeca que cambió la industria juguetera y asentó los roles de género y belleza que hoy criticamos?
Fue gracias a Ruth Handler, la mujer que dio vida a la primera Barbie. Más que creativa, fue una visionaria que se inspiró en una muñeca de plástico que se vendía en Suiza. Esta muñeca estaba basada en una tira cómica alemana de una mujer con curvas sensuales que “animaba” a los soldados alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Según el documental de Netflix The toys that made us, después de un poco de espionaje industrial y de comprarle todos los derechos a la empresa que las vendía, Ruth Handler reconvirtió a una prostituta alemana de plástico en una representación de “chica estándar” americana.

 

Las ventas crecieron como la espuma, a lo que se sumaban los múltiples vestidos de quita y pon, de cintura estrechísima, por supuesto. Pasando por alto que las proporciones de la muñeca eran inhumanas, llama la atención un complemento que incluía en el conjunto Fiesta del pijama: una báscula que señalaba un único peso, 50 kilos, junto a un libro titulado Cómo perder peso: no comas.

Una serie de sucesos como fraudes y problemas de ego entre Ruth Handler y su marido, Elliot Handler, el creador de los míticos Hot Wheels, terminaron por pasar factura a la empresa de ambos, Mattel.
Si sumamos las históricas polémicas sobre por qué Ken tenía trajes de todas las profesiones (médico, bombero, policía…) y Barbie no, el hecho de que la muñeca era anoréxica o la batalla con las Bratz, el desplome era inminente. El golpe de gracia llegó en 2006 cuando la empresa intentó sacar pecho con una nueva colección de muñecas adaptadas a cuerpos más reales.

También hay que reconocer que Ruth Handler vivió en una época en la que la mujer estaba totalmente oprimida y que fue una pionera en los negocios. Aún así, tuvo tiempo hasta 2002, año en el que falleció, para cambiar la imagen de la muñeca. Eso sí, a ella le atribuimos la creación de las primeras prótesis mamarias realistas. Tras sufrir en 1970 un cáncer de mama y la consiguiente pérdida de un pecho, utilizó su ingenio para crear Nearly Me.

Más allá de que el matrimonio Handler consiguiera que varias generaciones se criaran creyendo que las Barbies eran para niñas y los Hot Wheels para niños, el escándalo de 1997 les dejó completamente en bragas. Para ofrecer precios bajos en sus productos despidieron a todos sus empleados americanos y contrataron mano de obra china. En 2002 cerró la última fábrica de EEUU, quedando abiertas las de China, Indonesia, Malasia, Tailandia y México. Sumando las dudosas condiciones en las que trabajan sus empleados, su crisis más sonada llegó en 2007, cuando Mattel tuvo que retirar un millón de juguetes por el alto contenido en plomo que contenían.

Pese a los intentos de modernizarse, como el lanzamiento de las muñecas Monster High, que son igual de anoréxicas que las Barbies de antaño pero en versión zombie, el capital de Mattel va en descenso. ¿Será esta nueva década el final de la muñeca más famosa del mundo?