El café especialidad ha llegado a nuestra vida (¡menos mal!), y lo ha hecho para quedarse. Porque cuando pruebas un café denominado de especialidad ya no ha y vuelta atrás. La calidad del café, los procesos, el tueste, el sabor, el aroma… todo cambia y gana adeptos.

Vale que en mi casa todo se arregla con un café. No es una manera de hablar, y es que una de las frases que más he escuchado durante mi vida es a mi madre decir “venga, vamos a tomarnos un café y vamos viendo”. Y ahí seguimos. Por eso, en Más de Cultura, os proponemos cuatro cafeterías donde disfrutar del café especialidad.

Hola Coffee (Doctor Fourquet 33) es uno de las cafeterías clásicas de Madrid en ofrecer café especialidad. Desde Lavapiés ofrecen café que tuestan ellos mismos, en un proceso artesanal y controlado. Además de la cafetería, Hola Coffee vende su café a otras cafeterías, ofrece cursos para baristas y si nos lees desde fuera de Madrid, tienen también tienda online donde comprar sus productos.

Toma Café es un nombre propio en el mundo cafetero de la capital. Toma Café (Calle de la Palma, 49), Toma Café 2 (Calle Santa Feliciana, 5) y Toma Café 3 (Raimundo Lulio, 16) son esos lugares donde todo gira en torno al café, una visita imperdible para los amantes del café. Además, Toma Café también vende sus productos a través de su tienda online.

En Arganzuela tenemos marcado una cafetería donde pasar el rato mientras disfrutas de la mejor calidad de productos. En Dot Café (Calle de Eugenio Sellés, 6) encontramos, lógicamente, café especialidad, pero también tostas y bikinis. Antes de que preguntes, sí, los bikinis son los sándwiches mixtos, y el de Dot Café es adictivo.

Y acabamos con Cientotreintagrados (Calle de Fernando el Católico, 17) donde encontrar café, pero también pan. En Más de Cultura hablamos con Alberto y Guido Miragoli, hermanos y creadores de este establecimiento, sobre su visión del mundo del café. Además de tomarte una taza (o mejor dicho, llevártela), puedes degustar otros productos como sus hogazas o si prefieres dulce, su Monkey bread o el Kouign amann.

Después de este repaso, ¿quién quiere un café?