Empieza el buen tiempo, las escapadas exprés, picnics en el campo o viajes a la playa. Hemos seleccionado cinco novelas de ficción para amenizar y acompañar estos ratitos. Aquí van nuestras recomendaciones literarias de mayo. Cinco historias de fácil lectura para disfrutar de sus narrativas.

La biblioteca de París, de Janet Skeslien Charles

Rewind, de Juan Tallón

Una explosión en un edificio que marca un antes y un después. Una novela sobre la posibilidad o no de rebobinar.

Un viernes de mayo, con visos de ser un día perfecto, se produce una explosión extraña en un edificio de Lyon. En uno de los pisos del inmueble, que queda reducido a escombros, vive un grupo de estudiantes de distintos países que esa noche celebraba una fiesta. Paul, alumno de Bellas Artes; Emma, perseguida por la tortuosa historia de su familia española; Luca, fascinado tanto por las matemáticas como por el ciclista Marco Pantani; e Ilka, una estudiante que dejó Berlín con solo su guitarra a cuestas, son los inquilinos de una vivienda muy frecuentada por los universitarios de la ciudad. En el domicilio vecino, también afectado por la explosión, reside una discreta familia marroquí, en apariencia bien integrada en la vida francesa.

La novela explora lo sucedido desde varios puntos de vista. A través de cinco narradores, víctimas y testigos, conocemos qué ocurrió esa noche de viernes, así como sus consecuencias a lo largo de los tres años siguientes, hasta cubrir con sus relatos cada ángulo muerto de la explosión.

En la tierra somos fugazmente grandiosos, de Ocean Vuong

Un hijo le escribe una larga carta a su madre, que no sabe leer. La carta es en realidad un examen de conciencia, un repaso a los elementos clave que han ido conformando su identidad: como hijo de una familia de vietnamitas que huyeron de su país rumbo a Estados Unidos y como joven que descubre y asume su homosexualidad.

El entorno familiar del chico se compone de la abuela –ahora anciana y moribunda–, que tuvo que marcharse de Vietnam con sus hijas después de pasar por experiencias muy duras para sobrevivir acabada la guerra: se había casado con un militar estadounidense y años después del triunfo del Vietcong la familia fue evacuada a Filipinas, donde pasó un tiempo en un campo de refugiados, y desde allí emigró a America. Hay también un padre maltratador y ausente, que fue arrestado por agredir a su esposa. Y está la madre maltratada, que trabaja en un salón de manicura y mantiene una compleja relación con su hijo. Y, por último, el joven protagonista de esta historia, que creció en Hartford, Connecticut, sufrió acoso escolar por su doble marginalidad –como inmigrante y como homosexual–.

Canto yo y la montaña baila, de Irene Solá

Primero llegan la tormenta y el rayo y la muerte de Domènec, el campesino poeta. Luego, Dolceta, que no puede parar de reír mientras cuenta las historias de las cuatro mujeres a las que colgaron por brujas. Sió, que tiene que criar sola a Mia e Hilari ahí arriba en Matavaques. Y las trompetas de los muertos, que, con su sombrero negro y apetitoso, anuncian la inmutabilidad del ciclo de la vida.

Canto yo y la montaña baila es una novela en la que toman la palabra mujeres y hombres, fantasmas y mujeres de agua, nubes y setas, perros y corzos que habitan entre Camprodon y Prats de Molló, en los Pirineos. Una zona de alta montaña y de frontera que, más allá de la leyenda, conserva la memoria de siglos de lucha por la supervivencia, de persecuciones guiadas por la ignorancia y el fanatismo, de guerras fratricidas, pero que encarna también una belleza a la que no le hacen falta muchos adjetivos. Un terreno fértil para liberar la imaginación y el pensamiento, las ganas de hablar y de contar historias. Un lugar, quizás, para empezar de nuevo y encontrar cierta redención.

Mañana, mañana y mañana, de Gabrielle Zevin

Una apasionante historia sobre los videojuegos, la amistad y la superación. Un gélido día de diciembre de su primer año en Harvard, Sam Masur sale de un vagón de metro y ve, entre las hordas de gente que esperan en el andén, a Sadie Green. La llama a gritos. Por un momento, ella hace como que no lo ha oído, pero entonces se vuelve y empieza la partida: una colaboración legendaria que los lanzará al estrellato. Piden dinero prestado, favores y, antes incluso de graduarse, firman su primera superproducción: Ichigo, un juego en el que uno puede escapar de los confines del cuerpo y las traiciones del corazón, en el que la muerte no significa más que una oportunidad para recomenzar y volver a jugar .Esta novela narra la historia de los mundos perfectos que construyen Sam y Sadie, el mundo imperfecto en el que viven y de todo lo que viene después del éxito: el dinero, la fama, la traición, la tragedia. La trama se extiende a lo largo de más de treinta años, va de Cambridge (Massachusetts) a Venice Beach (California), pasando por tierras intermedias y otros mundos. Mañana, y mañana, y mañana es una novela deslumbrante y compleja que ahonda en la naturaleza multifacética de la identidad: en los videojuegos como forma de expresión artística; en la tecnología y la experiencia humana; en la discapacidad; el fracaso; las posibilidades de redención; los mundos virtuales, y, sobre todo, en nuestra necesidad de conectar: de amar y ser amados. Sí, es una historia de amor, pero única en su especie.