Si en algún momento me hago tan famosa que concedo entrevistas, tengo muy claro que si me hacen de esos tests rápidos, a la pregunta de ¿con qué personaje histórico te gustaría tomar un café? tendría muy clara la respuesta: Virginia Woolf.

¡Ay Virginia, lo que te debemos! Porque en Más de Cultura seremos muchas cosas, pero sobre todo, agradecidas, aprovechamos que hoy 25 de enero es el aniversario del nacimiento de esta escritora para homenajearla en este artículo.

Pero empezaremos por el principio, hay que recordar que Virginia Woolf nació en el Londres de finales del siglo XIX. Un momento histórico en el que ser mujer y convertirse en un referente del mundo de la literatura universal, no era fácil. Y menos hablando de temas como los que ella tocaba.

Por eso vamos a empezar con Una habitación propia, el ensayo basado en una serie de conferencias que impartió la escritora y que cambió el mundo de la literatura, al mismo tiempo que impulsó el pensamiento feminista. Durante el mes de octubre de 1928, Virginia Woolf impartió distintas conferencias en las universidades femeninas de Cambridge. En estas conferencias aborda el espacio (tanto literal como ficticio) que las mujeres ocupan en el mundo de la literatura. A parte de ironía, emoción e inteligencia, Una habitación propia es uno de esos libros que no puede faltar en tu estantería. Y es que con pocas palabras, Virginia Woolf hablar sobre la necesidad de que «una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas», y desde aquí no podemos hacer otra cosa que darle las gracias.

Y es así como Virginia se convierte en una de las figuras más destacadas de modernismo anglosajón gracias a sus novelas como “La señora Dalloway” en el que conocemos a Clarisa Dalloway y cómo es un día en su vida, un día en el que celebrará una fiesta. Un texto en el que conocemos los pensamientos de Clarisa porque ella nos lo cuenta y compartimos su angustia gracias a esos monólogos.

Siguiendo con esta manera de escribir pensamientos y observaciones, “Al faro” es un remarcable ejemplo de      alto modernismo, en el que conocemos a la familia Ramsay y sus visitas a la isla de Skye en Escocia.

Y Virginia también podía hablar de temas tabúes en ese siglo que le tocó vivir. Y su novela “Orlando: una biografía” es buen ejemplo de ello. En “Orlando”, Virginia nos habla desde la homosexualidad hasta del papel de la mujer dentro de la sociedad, a través de una novela basada en algunos de los pasajes de Vita Sackville-West, quién fue amante de la escritora. De la versión cinematográfica de esta novela ya os hablamos hace unos meses en Más de Cultura, donde Tilda Swinton interpretaba a ese Orlando.

Estos son sólo algunos ejemplos de lo que le debemos a Virginia Woolf, y lo que nos dio en sus 59 años de vida. Ojalá pudiéramos cambiar el tiempo y haber conseguido que no terminara su vida en el río. Aunque bien es cierto que manteniendo la historia como es, Virginia Woolf seguirá siendo eterna, como hasta ahora.