Manuela y Pablo de La Causa. Fotografía: Carlos Pina.

El día que el arte le ganó el pulso a una multinacional de supermercados

Cuando al padre de Manuela Medina se le quedó grande la casa familiar de Calle Jésus del Valle tuvo una revelación: ¿Y si ella y Pablo Méndez aprovechan este espacio para cumplir su sueño? La oferta de una gran cadena para convertir el local en un supermercado aceleró un poco las cosas.

Así fue como Manuela y Pablo fundaron la galería de arte La Causa, que desde hace tres años inunda de arte contemporáneo el barrio madrileño de Malasaña.

Llegamos aquí por la música de Alba Reche, a la que le gusta el arte de Piro, que ha expuesto aquí, pero es Guiomar Puerta la que nos recomienda la galería. Manuela nos habla del germen de esta idea, confiesa que no es fácil vivir de esto pero también se muestra optimista en cuanto a la generación a la que ambas pertenecemos. A veces, el rollo millennial mola mucho.

¿En qué momento decidís lanzaros a la aventura de inaugurar una sala de arte?

Pablo y yo somos pareja profesional pero antes de eso ya éramos pareja sentimental. Vivíamos en París y Pablo, que es arquitecto, trabajaba en un estudio de arquitectura. Llevábamos allí tres años, cada uno trabajando por nuestra cuenta. Yo más centrada en galerías de arte contemporáneo, tengo estudios en comunicación e historia del arte.

Pero teníamos la idea de montar algo nuestro, creíamos que teníamos habilidades complementarias. Los dos trabajamos desde el prisma de la estética y creíamos que nuestras formaciones y experiencias profesionales se podían complementar bien para llevar a cabo este proyecto. Ahora él es el que lleva toda la parte gráfica de la galería, la imagen, la escenografía…etc.

¿Y el espacio?

En paralelo a eso, se nos presenta la oportunidad de hacerlo en la casa en la que crecí con mi padre. Justo en este instante en el que Pablo y yo estamos replanteándonos nuestro futuro y nos apetecía volver a Madrid.

«nos apetecía trabajar con gente de nuestra generación»

Entonces, mi padre me dice que a él se le queda grande esta casa porque está solo y que tiene una oferta de una cadena de supermercados para alquilar el espacio. Lo que pasa que claro, estos contratos son largos, de mínimo diez años. Como sabía que yo quería hacer algo en el espacio, si tenía un mes para decidirme, al tercer día ya le llamé y le dije que nos lo quedábamos.

Fotografia Héctor Hernández. Muestra el espacio expositivo, al fondo, art shop de La causa

Fotografia: Héctor Hernández. Muestra el espacio expositivo, al fondo, art shop de La causa

¿Cómo habéis construido la idea de la galería? ¿Cómo decidís qué es lo que entra?

Cuando abrimos la galería teníamos 26 años, cuando nos planteábamos el proyecto teníamos 25 y nos apetecía trabajar con gente de nuestra generación, algunos que están empezando, evidentemente.

Otros han empezando antes, como es el caso de Misterpiro. Él desde los dieciséis años ya estaba muy metido en el mundo profesional. Aunque tenga 25 años tiene ya una carrera más desarrollada.

La idea era esa, trabajar con artistas que están empezando o que ya han empezado pero con los que, en cualquier caso, compartimos por la pertenencia a nuestra generación, el rollo millennial, la cultura visual. Por ejemplo, la llegada de Internet, que nosotros hemos crecido con ella. Miradas frescas, más actuales, del arte contemporáneo. Esto fue hace tres años y aquí estamos.

Es muy interesante eso de la pertenencia a una misma generación o a una misma mirada. ¿Por eso el deseo de catalogarlas, quizá?

Nosotros hemos crecido con muchísimas más imágenes al alcance de nuestros ojos de lo que a lo mejor han podido vivir nuestros padres o generaciones anteriores.

«Tenemos un abanico de público muy grande y eso nos diferencia de otras galerías»

Ya sea por la televisión, el ordenador, el móvil… las imágenes que nos encontramos en la calle. Tenemos una mirada muy rápida y muy adaptada a muchos lenguajes. Y eso se nota mucho en las producciones de los artistas de nuestra generación.

Se atreven con combinaciones de colores locas, con lenguajes gráficos diferentes, nos cuesta menos adaptar nuestro ojo a las novedades. Por esta manera que hemos tenido de crecer tan enfrentados a la imagen.

«lo primero que nos decían todos los profesores es: no os vais a comer un rosco. Vais a fracasar»

Pero esto tampoco significa que las producciones que genera nuestra generación no vayan a identificar a gente de más edad, porque nosotros tenemos un público que va, desde adolescentes que entran por primera vez a una galería de arte, hasta gente de 65 años a los que también les gusta el arte y lo valora. Les apetece ver y conocer lo que se está haciendo desde edades más jóvenes.

Tenemos un abanico de público muy grande y eso creo que es también algo que nos diferencia de otras galerías. En nuestras inauguraciones encuentras todas las edades. Es algo que la gente valora mucho porque no están “los de siempre”.

La pregunta del millón ¿Se puede vivir de esto?

A ver, sí, se puede vivir de esto. Nosotros vivimos de esto y muchos de nuestros artistas viven de esto. No te voy a negar que es muy difícil, implica mucho trabajo y mucho sacrificio.

De momento, nosotros estamos teniendo cada vez mejor respuesta, cada vez más coleccionistas y público. Pero hemos pasado un primer año difícil. Ahora mismo estamos comenzando el tercer año y se nota muchísimo.

Pablo Méndez y Manuela Medina. Fotografia Carlos Pina

Pablo Méndez y Manuela Medina. Fotografia Carlos Pina.

Al fin y al cabo es vuestra causa ¿no?

Sí, es una causa artística. Yo cuando entré en la universidad con dieciocho años entré a estudiar periodismo en la Complutense y lo primero que nos decían todos los profesores es “no os vais a comer un rosco”. “Vais a fracasar”, “estamos en crisis, no vais a encontrar trabajo”. Había esta idea de juventud ligada a la inexperiencia ligado a que nadie nos iba a dar esa primera oportunidad.

Lo que me gusta mucho con esto es que nosotros no quisimos aceptar esto. Tomamos la decisión de emprender y hacer un proyecto en el que creíamos.

Por ejemplo, nuestros padres nos decían que estábamos locos. Nos apoyaban pero decían ¿Estáis seguros de que esto tiene futuro? Y bueno, también es darte cuenta de que las ideas que tu tienes o las ideas locas que podemos tener la gente joven, de repente algunas funcionan. Y esta es una de ellas.

Por eso son muchas causas. Una causa artística porque trabajamos con gente joven y eso es muy difícil en el mundo del arte por la fiabilidad del recorrido. Una causa personal también porque es nuestro proyecto y creemos en él. Era una palabra a que nos parecía muy bonita y representaba bien nuestro proyecto.

De Alba Reche a Piro, rebotamos en Guiomar Puerta y por ella estamos aquí ¿Continuamos la cadena?

Es curioso porque cuando trabajas en el mundo creativo se mezclan mucho los mundos y las profesiones. Por eso me cuesta un poco elegir. Molaría una chica. Por ejemplo Natalia Vico (@nat_vico).

Es una ilustradora y artista madrileña con la que trabajamos en la galería y tiene un trabajo maravilloso. Además la historia de Natalia mola mucho así que que te la cuente (risas).

¿Más de cultura y menos de qué?

Más cultura y menos after (risas).

Nadie había dicho esto nunca.

Me alegro, es que nosotros somos muy anti after. Además, tenemos uno enfrente. Entonces, es algo que está muy presente.

Que se pasen más por la galería y se dejen de tanta fiesta a altas horas.

Exacto.

 

Para los interesados, a los que les haya picado la curiosidad La causa se encuentra en la Calle Jesús del Valle número 27 de Madrid. El after hours, mejor lo descubren ustedes.