Tener hermanos siempre lleva asociado el más alto grado de compromiso, al fin y al cabo, en la mayoría de los casos, se trata de personas con las que te ves obligado/a a compartir tu vida quieras o no (al menos en tus primeros años). Dicen que hay hermanos que se llevan bien y que nunca discuten, de hecho conozco algunos casos y no dejo de sorprenderme. Si eres uno de esos rara avis, por favor, no sigas leyendo. Vete y deja de darnos envidia. Este artículo no va de amor fraternal, saca a relucir aquellas películas que se caracterizaron por mostrar la parte más íntima y rencorosa de las relaciones entre hermanos. Porque en la vida nos vemos abocados a vivir situaciones realmente duras, acompañados de personas realmente complicadas.

Rendir los machos (David Pantaleón) y El poder del perro (Jane Campion)

«Una road movie a paso cabrío» como han definido Rendir los machos desde la distribuidora Begin Again Films. La historia de dos hermanos que no se hablan y deben cumplir una antigua tradición familiar tras la muerte de su padre. Esta tradición consiste en llevar un ganado de machos cabríos de un extremo a otro de la isla (Fuerteventura) para regalárselos al patriarca rival. Juntos emprenden un viaje lleno de giros dramáticos que cuestionarán su propia masculinidad.

Este ambiente rural y ganadero también podría recordarnos a la australiana Rams (Jeremy Sims), donde dos hermanos que llevan cuarenta años sin hablarse deben hacer frente a una enfermedad que amenaza a sus ovejas. El poder del perro también habla de la relación entre hermanos ganaderos interpretados por Benedict Cumberbatch y Jesse Plemons, en una trama más retorcida y elaborada donde entra en juego el cuestionamiento de la masculinidad tóxica gracias a los agentes externos se van sumando.

¿Qué fue de Baby Jane? (Robert Aldrich) y Las hermanas alemanas (Margarethe von Trotta)

De lo rural nos vamos a la extravagancia hollywoodiense de Bette Davis y Joan Crawford interpretando a las hermanas Jane y Blanche Hudson en ¿Qué fue de Baby Jane?. Estrellas infantiles de éxito, una siguió su carrera en la cresta de la ola y la otra despareció del mapa. Blanche, la más famosa de las dos, sufre un misterioso accidente de tráfico y se queda al cuidado de su hermana Jane, que aprovecha este momento de debilidad para atormentarla. Toda una oda al odio entre hermanas que supera el paso del tiempo.

De hermanas que siguen caminos distintos, en este caso por ideales políticos, habla Las hermanas alemanas. Un clásico sobre la lucha obrera y feminista basado en el retrato social de dos jóvenes revolucionarias hijas de sacerdote que se llevó el León de Oro en el Festival de Venecia.

Las vírgenes suicidas (Sofia Coppola) y Mujercitas (la de Greta Gerwig)

Las vírgenes suicidas es una obra no apta para todos los públicos que habla sin tapujos del suicidio y de cómo las imposiciones de unos padres ultraconservadores no son la mejor opción para controlar las vidas de sus hijas. Podríamos establecer un pequeño símil con Mujercitas, por aquello de familia numerosa femenina. Pero este clan liderado por Saorise Ronan desafía las convenciones sociales con valentía y resultados más favorables.

La obra de Yasujirō Ozu

Uno de los directores japoneses más influyentes de la historia se caracterizó por tratar asuntos familiares y conflictos generacionales desde el Japón de la posguerra. Su obra cumbre fue Cuentos de Tokio, pero aquí queremos señalar Las hermanas Munekata (clásico triángulo amoroso) y Hermanos y hermanas de la familia Toda (muerte, herencia y deudas).

Frozen (Chris Buck y Jennifer Lee)

Las hermanas más conocidas del cine de animación protagonizaron Frozen, un éxito de masas que gustó a crítica y espectadores y que consolidó como un alegato feminista del nuevo cine de Disney, simplemente por no tratar (una vez más) el romanticismo más heteronormativo y rancio.

Dos hermanos (Jean-Jacques Annaud)

En el reino animal también tenemos historias (desgarradoras) sobre relaciones entre hermanos y Annaud no nos dejó indiferentes con esta película sobre dos tigres que son separados para ser explotados por el ser humano. Traumita asegurado pero muy necesario, como (casi) todas las películas de este maravilloso director.

Dejamos en mención especial Rainman (Barry Levinson), ¿A quién ama Gilbert Grape? (Lasse Hallström), Los hermanos Sisters (Jacques Audiard), y por supuesto, Hermanos por pelotas (Adam McKay).