El origen bondadoso de los «metalhead» de Black Mirror

Las series distópicas tienen cada vez una mayor capacidad para predecir los próximos movimientos de la tecnología y anticiparse. Sin embargo, después de algunas series como Black Mirror, uno no puede evitar pensar en el reverso tenebroso, en ese espejo negro en el que se refleja todo lo creado por el ser humano. Me ocurre lo mismo cuando leo que han inventado a PLUTO, un perro robot con capacidad  encontrar personas de túneles y minas destruidas.

Por supuesto lo han inventado un grupo de ingenieros de la Universidad de Pennsylvania y lo han presentado dentro del evento DARPA Subterranean Challenge, que se dedica precisamente a proyectos de innovación y creaciones robóticas aplicadas a la defensa y el rescate.

El nombre con el que se le ha bautizado no tiene tanto que ver con Disney, son las siglas del grupo de investigadores: Penn Laboratory for Underground Tunnel Operations.

Sin embargo, todo esto me resulta interesante a la par de darme miedo porque me viene a la cabeza el episodio 5 de la cuarta temporada de Black Mirror: Metalhead (Cabeza de metal). 

Proceso de creación de los perros robot de Black Mirror

En él, los protagonistas huyen de esta especie de perro robot tras un colapso de la tierra y la especie humana. En el momento del estreno del capítulo, todos asociaron la historia a los robots SpotMini ya creados por la empresa Boston Dynamics.

Tienen absolutamente la misma forma y desarrollan las mismas funciones. Pero, al igual que con PLUTO, ¿no estará el ser humano obviando el reverso tenebroso? ¿Y si se crean para ayudar pero alguien acaba creándolos también para destruir? Algo parecido a lo que ya sucede con los drones, que muchos fueron creados para el rescate y ahora los conflictos armados los utilizan como arma.

A pesar de esto, los investigadores que presentan a PLUTO han conseguido mejorar el producto ya creado en cuanto a su sistema de rastreo. Ahora son capaces de mapear el entorno y no servirse de un sistema de mapas preestablecido. Así, pueden también detectar abismos y parar antes de caer al vacío, reconocer objetos como extintores y enviar los datos del espacio al equipo técnico de la superficie.

¿Por qué en forma de perro? No es que el equipo quiera perturbar excesivamente al ser humano recordándole al «mejor amigo del hombre», se trata simplemente de que la forma permite un gran nivel de estabilidad y que estos perros robot puedan sortear más fácilmente todo tipo de obstáculos.

Es la diferencia con los drones, que este sistema permite no sólo superar terrenos inestables sino que además, según los investigadores, los vehículos aéreos son más adecuados para explorar entornos 3D complejos.

¿Y ahora qué?

Pero muchos son los objetivos por ahora, porque aunque la idea resulte llamativa, el objetivo de la compañía creadora es crear equipos autofinanciados.

Desarrollar nuevos enfoques para esa navegación por los distintos y posibles laberintos subterráneos que van desde una mina hasta cualquier otro creado de manera artificial.

Y por supuesto, conseguir que este tipo de perro robot sea capaz no sólo de arrastrar al individuo atascado, sino de sacarlo a la superficie. Devolverle al perro su papel: el mejor amigo del hombre.