Fotografía: Adam Vo (@tvadv)

Deconstruirse es un trabajo complejo. Una tiene que reflexionar, leer y dialogar mucho para ir reconstruyendo las bases de las corrientes de pensamiento de su vida. Sin embargo, la perspectiva es importante. Por eso, de vez en cuando, otros puntos de vista, que parten de lugares contrarios a los propios, resultan ser un soplo de aire fresco a las ideas precondebidas. Es lo que sucede cuando una lee a Akwaeke Emezi.

Persona no binaria, procedente de Nigeria, su voz y su discurso transversal sobre temas como la identidad de género, la orientación sexual, los valores familiares y sociales, constituye un golpe en la mesa. Por primera vez estamos hablando de salud mental, transexualidad y roles familiares desde un punto de vista distinto al de esa mujer blanca, cisgénero y occidental a la que con más frecuencia acostumbramos a leer en esta parte del mundo. Todo este cóctel es lo que hace a las novelas Agua dulce y La muerte de Vivek Oji, dos piezas literarias poderosísimas y novedosas que no merece la pena perderse.

Agua dulce y la muerte de Vivek Oji

Ambas novelas pertenecen a la colección El origen del mundo de la editorial Consonni. Dicha colección rastrea otras formas de pensar, sentir y representar la vida. Desde una mirada feminista e irónica, ahondan en la relación entre ciencia, economía cultura y territorio.

Agua dulce

Escrita como una novela en primera persona mayoritariamente, hay muy pocos libros en los que la voz salga del mismo personaje, pero de sus distintas voces. Akwaeke Emezi nos introduce en Agua dulce en el peliagudo y fascinante mundo de la personalidad múltiple. Así, cada capítulo se narra desde alguna de las voces que construyen su personalidad. Mediante ese motor, vamos descubriendo a la protagonista, la maestra de ceremonias de una vida compleja, en un eterno debate entre quién es quién maneja sus actos y decisiones.

“Antes, cuando dijimos que se volvió loca, mentimos. Siempre ha estado cuerda. Lo que pasa es que estaba contaminada de nosotres”

En sus páginas encontramos también la historia de Nigeria, de su sociedad y forma de relacionarse. Sorprende leer cómo el género neutro monopoliza las primeras páginas en las que la voz de “Nosotres” nos introduce en la atmósfera de la literatura de Akwaeke Emezi, siempre preocupada por expresar desde las voces narradoras de una manera sincera y sorprendente. Cuando uno ha roto la barrera de lo común, la novela se despliega con toda su artillería para obligar al lector a no pasar por alto ningún detalle.

“Pobre niña, no era culpa suya; no sabía que vivíamos en ella, aún no. Como un bebé que patalea en sueños, golpeábamos contra su mente inconsciente y hacíamos que diera vueltas en la cama”.

Sin duda uno de los planteamientos más interesantes son las teorías sobre el Ogbanje. El texto nos explica la creencia relacionada con los dioses, la transición del espíritu a la carne: “Las puertas tienen que cerrarse. Sería cruel no cerrarlas. Quizás los dioses se olvidaron. (…) Cuando nuestro cuerpo se abrió paso hasta el mundo, (…) las puertas seguían abiertas”

Y de esa “puerta abierta”, nace su narrativa inteligente, que mete de lleno al lector a todos los caminos que recorre alguien con personalidad múltiple. Sus retos, contradicciones, justificaciones… todo ello aderezado con las ideas de género y orientación.

La muerte de Vivek Oji

Mucho más novela en su forma, esta suerte de thriller constituye el establecimiento de Akwaeke como una escritora moderna y reflexiva. En su segunda novela, los temas que preocupan a le escritore vuelven a resurgir, en este caso introduciendo muchos más personajes y conflictos que dotan a este segundo título de una fuerza narrativa mucho más potente.

Al más puro estilo de Crónica de una muerte anunciada (novela fuente de inspiración para La muerte de Vivek Oji), el punto de vista de la sociedad nigeriana se hace más patente. Las pinceladas sobre historia se ven más nítidas en este libro y el desarrollo de los personajes es más profundo, no tanto por cómo actúan, sino por cómo sienten. 

“No soy todo lo que el mundo cree que soy. (…) No tuve la boca para concretarlo en palabras, para explicar lo que no iba bien, para cambiar las cosas que notaba que necesitaba cambiar (…). Costaba caminar por la calle y saber que la gente me veía de cierta manera, saber que se equivocaban (…), que mi yo de verdad era invisible para ellos. A sus ojos, ni siquiera existía. Y yo me pregunto: si nadie nos ve, ¿seguimos ahí?”

Y es fascinante la capacidad de le autore a la hora de marcar la distintas líneas y matices entre las voces que componen la trama. Enredarte también en el misterio del propio descubrimiento de las causas de una muerte y, al mismo tiempo, en el misterio de los propios personajes.

«Se lo que dicen de los hombres que dejan que los penetren otros hombres. Cosas horribles, palabras horribles. Dicen que son mujeres, como si eso fuera horrible también”.

En su segundo texto encontramos disforia de género, mucho más descrita, quizá, que en Agua dulce, puesto que la salud mental ocupaba el tema principal de su primera novela. Y sorprende sobre todo intentar analizarla desde el punto de vista geográfico. ¿Qué sabemos realmente sobre cómo se leen ciertos debates sobre el colectivo LGTBIQ+ en sociedades tan apartadas de la nuestra? ¿Sabemos acaso si su realidad les puede llevar a las mismas conclusiones? 

“No creía en las comunidades pre-fabricadas: no se puede juntar a un grupo de personas y esperar que se conviertan en una verdadera red de apoyo simplemente por tener un par de cosas en común”.

Dos lecturas recomendadísimas para reflexionar sobre ciertos debates que impregnan nuestra literatura pero desde un punto de vista completamente novedoso. Akwaeke Emezi nació en 1987 y es artista y escritore. Su práctica artística se ubica en la metafísica del espíritu negro, valiéndose del vídeo, la performance, la escritura y la escultura para crear rituales en los que procesar su encarnación como entidad no humana/ogbanje/ descendiente de una deidad. Su nombre cuenta con el reconocimiento “5 menores de 35” de la National Book Foundation de Estados Unidos. Sin duda, es un nombre al que seguirle la pista.

Otros títulos de la colección El origen del mundo que se pueden consultar en nuestras páginas son La trastienda de Uxue Alberdi y Ritual de duelo de Isabel de Naverán.