Feng shui, hygge, minimalismo… Y ahora el Japandi. Esta nueva corriente interiorista en tendencia tiene su origen en la fusión del minimalismo japonés y escandinavo. Aunque muchos y muchas ya considerábamos que el fluorescente en la cocina era algo inhumano, parece que poniéndole nombre por fin alguien nos da la razón.

El estilo Japandi bebe de la filosofía Wabi-sabi, una tendencia muy extendida desde hace años en decoración que prioriza la relajación de los ambientes por encima de colores estridentes y artificiales. Estamos volviendo a las casas de nuestras abuelas, al olor de la madera, de la estufa de leña y la ristra de ajos colgada del techo.

Lo que antes se utilizaba por necesidad, como iluminar con velas, hoy lo hacen hasta aquellos que pueden pagar holgadamente el recibo de la luz. El concepto de derroche capitalista, de comprar para aparentar, está virando hacia una apuesta por lo natural, materiales reciclados, slow fashion y muchas, muchas plantas.

Si bien es cierto que el Japandi no ve con malos ojos eso de volver a la típica “casa de pueblo”, por aquello de utilizar fibras naturales, cerámica, piedra y colores neutros, la idea es hacerlo desde el minimalismo. Así que olvidémonos de la muñeca flamenca encima del televisor. Esto no quiere decir que perdamos la personalidad y empecemos a crear ambientes al estilo hospital. Si nuestro gusto comienza a nacer con esta filosofía podemos aprovecharlo con técnicas como el Kintsugi, el bordado, la pintura… O cualquier cosa que nos aporte relajación. Tampoco es necesario cargar los ambientes, una pared desnuda también equilibra.

El toque verde es fundamental y aunque seamos fans de las flores, este estilo defiende las hojas por encima de todo. La sencillez y la naturalidad son fundamentales.

La base del estilo Japandi y de la filosofía Wabi-sabi viene de buscar la imperfección perfecta. La originalidad desde lo natural. Asumir el paso del tiempo sin retoques, sin tratar los materiales. Asumir lo que somos con todo, así debería ser la vida en general.