Fotografía: Marián Calero
Ya nos lo advertía algún que otro entrevistado en estas páginas: para escribir hay que vivir. Y así lo sostiene Miguel Ángel Hernández, que reconoce que todas sus historias tienen algo de sí mismo y de los lugares que conoce.
Es profesor de Historia del Arte en la Universidad de Murcia, escritor de cuentos, ensayos y novela. Las letras de Viva Suecia nos llevan a las de este novelista, al que Rafa Val reconoce como fuente de inspiración. Quizá porque para él es tan orgánico que asegura que muchas veces «la inspiración es la vida cotidiana llamándonos».
De la música llegamos a la literatura, pasamos por el cine y nos quedamos con el arte, una montaña rusa de entrevista para Más de Cultura.
Intento de escapada tiene muchos elementos que se asemejan a tu biografía, ¿Qué hay de Miguel Ángel Hernández en Marcos?
Sí que tiene que ver mucho conmigo. Hay una experiencia común que es una pasión por el arte. Marcos estudia Bellas Artes y yo estudié Historia del Arte. Pero sí que tiene muchísimo que ver conmigo. También en lo físico, en el complejo físico. En la historia personal. Alguien de la huerta o del pueblo que se va a la ciudad.
Cuando uno escribe siempre hay algo de él en todos los personajes. Hay en Marcos pero también hay en Montes, en Elena o en casi todos los personajes. En el fondo toda escritura tiene que ver con lo autobiográfico.
¿Hay que tener conocimientos de arte para profundizar en tus novelas?
No hace falta, ni mucho menos. De hecho, uno de los orígenes por los que empecé a escribir narrativa era porque me daba cuenta que el arte se quedaba siempre dentro de unos círculos de iniciados.
«el modo en el que aparece el arte en mis novelas tiene más que ver con la vida que con el arte»
La crítica de arte o el ensayo artístico utilizan un lenguaje que es casi esotérico para la gente que no es especialista. Sin embargo, hay cosas dentro del mundo del arte que son fundamentales. Maneras de tantear el mundo en el que vivimos, cómo somos. Los artistas dan unas respuestas que si no se crean los puentes para llegar a la gente normal o común, se queda con un discurso en un círculo.
Creo que el modo en el que aparece el arte en mis novelas tiene más que ver con la vida que con el arte. Con cómo en el mundo del arte se están diciendo cosas que nos atañen a todos más que con el discurso solo para los historiadores, críticos o artistas. Tenía claro que quería escribir para todos, des-localizar el discurso de la historia.
El arte es subjetivo ¿La literatura también?
Todo es subjetivo porque somos personas. Hasta la ciencia es subjetiva. Creemos que está todo tan medido y cuantificado y eso cambia con el tiempo. No hay nada que no sea subjetivo.
Con las humanidades se suele decir que no es ciencia y que es algo que está más cercano a los afectos, las emociones…pero tanto en el arte como en la literatura, en todas las formas de cultura hay un consenso común. Una serie de cosas que son racionales y en las que todos podemos estar de acuerdo.
«la música y la canción son, en última instancia, poesía»
Todos podemos ponernos de acuerdo en que Miguel Ángel, Velázquez o Picasso son grandes artistas. Y esas cosas son las que nos hacen tener un cierto consenso. Igual que pasa en música o pasa en literatura. Todo es subjetivo pero hay criterios de valoración por los cuales decimos al final que «esto es mejor que esto».
Criterios por supuesto que cambian con las épocas, contextos y en última instancia puede ser que uno no esté de acuerdo con esos conceptos. A mi me pasa en la literatura con los grandes consensos en torno a escritores, que puedes decir «Sí, pero no me gustan». Películas, directores o músicos. Dices: «Sí, pero no me gusta Rosalía» (risas).
Es subjetivo en el sentido de que utilizas el arte o la música, para obtener un cierto placer y si no te lo llega a producir, no te gusta.
Estás aquí porque te ha recomendado Rafa Val. ¿Cómo se interpreta que un escritor de canciones te tenga como referencia a la hora de inspirarse?
Me hace muchísima ilusión. Porque entre otras cosas me flipa Viva Suecia. Me parece que el último disco es tremendo. Es un discazo.
Las letras de Rafa precisamente tienen algo que es literatura. En el sentido de que con dos pinceladas dice algo para lo que se requieren muchos ríos de tinta para decir. Aparte de la música.
«la inspiración es la vida cotidiana llamándonos para sacar aquello que tiene que ser dicho»
Creo que muchas veces hay unas conexiones entre música y literatura que no se ven y que en realidad estamos haciendo lo mismo. La literatura es muy musical. Pero sobretodo la música y la canción son, en última instancia, poesía.
Los músicos leen y los escritores escuchamos música. Yo cuando escribo me pongo de fondo música que me inspira para lo que escribo pero también para lo que vivo, e imagino que los músicos igual.
¿Qué cosas te inspiran a ti?
A la hora de crear historias te inspiran las historias. Es curioso. No puedo escribir de nada que no me queme por dentro, que no sienta que quiere salir o ser contado.
Para mí la literatura es una manera de contar algo que uno no se puede callar. Y precisamente lo que inspira es eso que quiere ser dicho o contado. Muchas veces, cuando eso sale, a eso es a lo que le llamamos «la inspiración».
Uno escucha un sonido y le recuerda a algo o ve algo e inmediatamente eso conduce a que salga eso que está esperando salir. Creo que en general la inspiración es la vida cotidiana llamándonos para sacar aquello que tiene que ser dicho. Por resumir, me inspira lo que me rodea.
Muchos han comparado tu forma de contar historias con el ritmo del cine.
Bueno, es una cosa a la que uno no es ajeno. Lo que más hago es leer, pero después es probable que lo segundo sea ver películas y series. Que en el fondo tiene que ver con lo mismo, modos de contar historias y de comunicarlas.
«escribir una novela es vivir dentro de un mundo que creas»
Es cierto que no somos ajenos a los modos de contar historias del cine. Igual que el cine copió a la literatura con Dickens, la literatura acaba copiando al cine o a las series.
Cuando te pones a escribir ves la historia como una película en tu cabeza. Aunque es cierto que hay algo que tiene la literatura que no tiene la imagen. La capacidad de hacer que el lector imagine un mundo que no existe. La película te deja un espacio para la imaginación justito. Mientras que el espacio o los personajes de una novela son diferentes para cada lector. Hay una capacidad de imaginación más rica. Promueve una experiencia superior a la del cine porque nos hace más libres. Lo mismo me pegan ahora los del cine… (risas).
¿Con qué personaje te tomarías un café?
Creo que con Jacobo Montes. Con el artista de Intento de escapada o con mi amigo desparecido que es el protagonista de El dolor de los demás pero con él ya me tomé alguno y con Jacobo Montes no me he tomado ninguno.
También con Marcos, para decirle que la vida no era tan chunga como él imaginaba que iba a ser.
En cualquier caso, sería casi como tomarse un café con uno mismo porque incluso los malos tienen cosas de uno mismo y ya los conoces. Acabas escribiendo sobre lo que conoces. Tus personajes son tú.
Efectivamente uno siempre escribe de lo que más sabe pero ¿hay algo en lo que te gustaría documentarte para escribir?
Es curioso lo que cuentas. Es verdad. Todo lo que he escrito tiene que ver con lugares que conozco aunque es cierto que me documento.
«imaginar mundos que no existen es como una contribución a intentar salir de este»
Y estoy documentándome para lo que estoy escribiendo. Una novela de ciencia ficción. También para un relato que he escrito ahora sobre Marte, he tenido que leer sobre viajes espaciales y es una locura pero te metes en ese tema y a las dos semanas ya estás viviendo dentro de ese mundo que al principio te parecía tan ajeno y en cuanto comienzas a investigar y a leer ya se convierte en parte de tu vida cotidiana o pensamiento continuo.
Al final escribir una novela es vivir dentro de un mundo que creas y aunque no exista, para ti es totalmente real y condiciona tu vida cotidiana. Con lo cual, yo a partir de este momento estoy viviendo en 2102.
Estás haciendo predicciones.
Un poco sí.
El otro día fue el aniversario de Blade Runner y no se había cumplido mucho…
En el fondo la ciencia ficción tiene que ver más con el presente que con el futuro. Porque en realidad es una manera de imaginar mundos diferentes al de hoy. Sobretodo parten del mundo de hoy y es una manera de hacer política. En lugar de hacerla en las calles se hace en el papel pero la imaginación es un arma política fundamental.
Si no podemos imaginarnos mundos diferentes a los que tenemos ¿Cómo vamos a poder cambiarlo? Por eso, creo que imaginar mundos que no existen es como una contribución a intentar salir de este.
¿Continuamos la cadena de recomendaciones?
Por seguir con un murciano pero no porque sea murciano sino porque es una artista que me fascina: Tatiana Abellán.
En El instante de peligro, mi segunda novela, me invento una artista que se llama Anna Morelli igual que en la primera me invento a Jacobo Montes. Pero la diferencia es que las obras que hace Anna Morelli son las obras de Tatiana Abellán. De hecho, la novela está ilustrada con esas obras.
Lo que hace Tatiana es trabajar con fotografías familiares abandonadas. Fotografías del pasado que ya no tienen quien las recuerde y ella lo que hace es borrar todas las fotografías y dejar como unos pequeños puntos donde juega con la idea de que el borrado de la fotografía en realidad es un borrado al revés.
Se está quitando una memoria que ya se había perdido. Las fotografías antiguas son como recuerdos y ella va dejando lo que a ella le duele o le toca de esa fotografía. Entonces, de algún modo, esos pequeños puntos son sus propios recuerdos dentro de esa fotografía, es como rescatar del olvido una fotografía a través de un borrado paradójico.
Es complejo, pero las fotografías son muy bonitas. La obra que utilizo en la novela se llama «fuisteis yo» y es ese intento de recordar a través de la memoria de los demás. Y casi toda su obra trata de eso. Y es una artistaza muy joven y creo que tiene mucho futuro.
¿Más de cultura y menos de qué?
Y menos de cabrearse por todo sin pensar en nada.
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