Mucho se ha hablado en estos últimos meses de la concertada y la Ley Celaá, de los vaivenes educativos entre gobiernos y de por qué no se hace un Pacto de Estado consensuado por todos. Aunque la ministra ha puesto sobre la mesa el sello feminista en esta nueva reforma, las mujeres siguen estando discriminadas en los libros de texto.

De esta necesidad, de rescatar del olvido a figuras femeninas que hicieron grandes avances en las ciencias, las artes y en todas las disciplinas que se imparten hoy en colegios e institutos, han surgido varios movimientos. En Más de cultura os hemos hablado de algunos, como Invisibilizadas, La Señora Dalloway o las Señoras ilustres de Cristina Domenech.

Uno de ellos, que se ha hecho viral estas semanas es #NoMoreMatildas. Una plataforma iniciada por la Asociación de Mujeres investigadoras y Tecnólogas (AMIT) para denunciar la falta de presencia de referentes femeninos en la ciencia.

A través de tres cuentos, nos cuentan cómo habría sido la vida de Einstein, Fleming o Schrödinger si hubieran sido mujeres. Con esta premisa, la AMIT se ha marcado como objetivo, conseguir una mayor presencia de científicas en los libros de Primaria, ESO y Bachillerato. Estos nuevos referentes podrían suponer un estímulo para despertar en las niñas una vocación científica más allá de los estereotipos que se plantean siempre en los corrillos de los colegios. El típico comentario de “las niñas son de letras y los niños de ciencias”.

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Dibujos y libros diseñados por el movimiento @NoMoreMatildas

Carmen Fenoll, presidenta de la AMIT, pone algunos ejemplos de científicas que hayan sufrido esta discriminación, como “Caroline Herschel, la astrónoma cuyos descubrimientos fueron durante años asociados a su hermano. María Andresa Casamayor, matemática aragonesa que escribió un manual científico sobre la ciencia a la que se dedicaba. Esther Ledeberg, microbióloga estadounidense que realizó investigaciones pioneras en el campo de la genética. Ida Tacke, química alemana que descubrió dos elementos, el renio y el tecnecio, este último atribuido a dos de sus colegas varones… Y podría seguir porque hay muchísimas más”.

Y no sólo en ciencia, estudios de la Universidad de Valencia y de la Complutense de Madrid revelan que apenas existen un 7,6% de referentes femeninos en los libros de la ESO respecto a sus homólogos varones. Emilia Pardo Bazán, Gloria Fuertes, Simone de Beauvoir, Safo, Marie Curie, Santa Teresa de Jesús… Podemos contar con los dedos de las manos los nombres femeninos que aparecen en los libros de los colegios. Siempre en un epígrafe a pie de página o asociados a sus cónyuges. Así ocurre con Sartre y Beauvoir o Marie y Pierre Curie.

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Dibujo diseñado por el movimiento @NoMoreMatildas

Gran parte de culpa, más allá de los gobiernos, la tienen las editoriales, que a pesar de pertenecer a un país con una de las leyes de igualdad más avanzadas, siguen creando contenidos bajo el yugo tradicionalista. Según el Diario Público, varias de las editoriales más conocidas han sido creadas por congregaciones religiosas, como la Editorial SM (Sociedad de María), Edelvives (Hermanos Maristas), Bruño (Hermanos de La Salle) o EDEBÉ (Salesianos).

Otras como Santillana, se desmarcan con proyectos como Mujeres protagonistas. Una colección de libros sobre el papel de las mujeres en distintas disciplinas como los medios de comunicación, el deporte, la educación, el cine, la tecnología, las religiones… Todos ellos acompañados de una base de datos online para consultar biografías.

Necesitamos una sociedad que eduque en igualdad, para cortar de raíz aquellos problemas que nos afectan en la vida adulta. El techo de cristal, la brecha salarial, la perpetuación de modelos de conducta machistas y todo el entramado patriarcal al que sigue sometida nuestra sociedad. Desigualdades que no podemos asimilar sin una buena dosis de conciencia feminista.

*Fotografía de portada: Dibujo diseñado por el movimiento @NoMoreMatildas